- Inversión en salud podría contribuir a que una edad de 65 años en 2040, sea equivalente a una de 55 años hoy
Redacción – Si de reactivación y recuperación económica se habla, no se puede dejar de lado la inversión en salud pública, según consideran expertos.
La pandemia por el Covid-19 afectó la economía mundial, pero también dejó en evidencia que la inversión en salud debería representar un rubro prioritario a nivel global.
La salud puede mejorar la calidad de vida de las personas y, por ende, sostener la economía.
Pronósticos sugieren que la pandemia y sus efectos costaron a la economía global hasta un 8% del PIB en el 2020; sin embargo, cada año los costos de salud deficientes cuestan alrededor del 15% del PIB, debido a muertes prematuras y pérdida productiva potencial entre la población en edad productiva, según el informe Priorizar la salud: una receta para la prosperidad del McKinsey Global Institute.
En el marco del Día de la Salud Universal, la Federación Centroamericana y del Caribe de Laboratorios Farmacéuticos (Fedefarma) hace un llamado a que las autoridades evalúen la eficiencia de sus planes y acciones en beneficio de la salud pública.
Según el informe de McKinsey Global Institute, el impacto económico de una mejor salud podría agregar $12 billones al PIB mundial en 2040.
«Los gobiernos, en su intento por controlar los gastos de salud a corto plazo, subestiman el valor que ofrece la innovación en mejorar los índices de salud. Un acceso tardío a productos innovadores podría afectar negativamente la atención y la salud de los pacientes, lo que puede ocasionar más bien un aumento del gasto en el largo plazo», comentó la directora ejecutiva de Fedefarma, Victoria Brenes.
En esta investigación se analizaron los desafíos de salud de casi 200 países. Se descubrió que, los hábitos saludables, la ampliación del acceso a la atención primaria, y la mejora de la adherencia a la medicación; podrían contribuir a que una edad de 65 años en 2040, sea equivalente a una de 55 años hoy; disminuiría la mortalidad infantil en un 65% y 230 millones de personas más estarían vivas en el 2040.
«La situación provocada por la Covid-19 ha hecho más que evidente la necesidad de mejorar los procesos de introducción de nuevos productos a través del uso de tecnologías que permitan mejorar la toma de decisiones y un uso más eficiente de los recursos», añadió Brenes.
El sector farmacéutico ve como esencial el trabajo conjunto del sector público, privado y la academia para evaluar y mejorar estos procesos.