Redacción – El vínculo de dos mujeres en el asesinato de Gerardo Cruz, no es un hecho asilado en el país, ya que varias mujeres han sido ligadas a asesinatos de sus parejas y familiares.

Muchas de estas mujeres cumplen en este momento las medidas impuestas por un juez y se encuentran en la cárcel, y un ejemplo de ello son las 83 mujeres que se encuentran recluidas en prisión por este tipo de crímenes.

Una de las tragedias que golpeó al país se dio hace ya 18 años, cuando una casa en San Blas de Moravia fue la escena de un triple asesinato que encabezó una adolescente de 15 años que dio muerte a sus padres y a su hermano de nueve años.

En primera instancia, la menor acabó con la vida de sus padres tras dispararles en varias ocasiones mientras se encontraban en su cama. En ese momento, las autoridades creyeron que luego de los primeros disparos que mataron a la pareja, hubo más contra los cuerpos. Fue así como el de la madre, Ana Isabel Méndez, recibió cinco; el padre, José Narciso Montero, tres, y a su hermano, Michael, uno.

Luego de este atroz crimen, 10 años después la mujer salió de prisión ya como adulta, casada, divorciada y mamá de dos hijos, a falta de cinco años de cumplir su condena.

Otros sucesos se han presentado en los últimos años, como en 2010 se presentó otro crimen familiar en el que una mujer envenenó a su esposo y a sus tres hijos y luego incendió la casa en la que convivían.

Crímenes como estos muchas veces se pasan por alto en la sociedad y no parece normal que tal casi una centena de mujeres estén recluidas por estar vinculadas con asesinatos.

Para el sociólogo Pablo Carballo, la sociedad en la que vivimos influye considerablemente en como los hechos de asesinatos y violencia por parte de mujeres ya no son un caso aislado y que de manera hasta contradictoria ejercen un derecho a la violencia.

 

 

Hechos en los que mujeres se ven ligadas a asesinatos y crímenes violentos lejos de disminuir pueden seguir en aumento, como lo mencionaba Carballo, ya que paradójicamente las mujeres están ejerciendo su derecho a la violencia en una sociedad que se ha empoderado cada vez más.