Redacción- El Embalse Arenal, ubicado en la frontera entre las provincias de Alajuela y Guanacaste, alcanzó esta semana su nivel más alto en dos décadas, llegando a los 546,87 metros sobre el nivel del mar (msnm).
Este histórico aumento coloca al embalse en su cota más elevada desde 2005, cuando alcanzó los 546,78 msnm, consolidándose como la principal reserva energética de Costa Rica, vital para enfrentar las exigencias de la estación seca.
Según el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), diciembre de 2024 fue uno de los meses más lluviosos registrados en la zona del embalse, lo que, combinado con una gestión operativa eficiente y los empujes fríos, ha permitido alcanzar este nivel sin precedentes. La capacidad del embalse, cuyo rango de operación oscila entre los 529 msnm y los 546 msnm, es fundamental para asegurar el suministro de energía durante los meses de verano, cuando las reservas de agua de los embalses suelen ser más escasas.
El presidente de Grupo ICE, Marco Acuña, destacó que la situación actual es favorable para el ámbito energético del país.
«En comparación con las condiciones que enfrentamos en 2024, este año estamos mejor posicionados. El estado de nuestros embalses garantiza reservas para los próximos meses, por lo que no hay riesgo de racionamiento para 2025», señaló Acuña.
Por su parte, José Joaquín Granados, jefe de Generación del ICE, aseguró que los niveles alcanzados en el Embalse Arenal son una situación natural.
«Lo que está sucediendo es histórico, pero no debemos alarmarnos, ya que se trata de una característica propia de un embalse. El agua almacenada será utilizada en el verano próximo, lo que asegura la continuidad del suministro eléctrico», explicó Granados.
Con 87 kilómetros cuadrados de superficie y 45 años de operación, el Embalse Arenal no solo juega un papel crucial en la generación hidroeléctrica, sino que también es un pilar para la integración de otras fuentes de energía renovable, como la eólica y la solar. Su capacidad para regular la variabilidad de estos recursos contribuye al desarrollo sostenible del sistema energético nacional, al tiempo que favorece el turismo escénico en la región.
Este logro también subraya la importancia de la infraestructura energética del país y su capacidad para adaptarse a las fluctuaciones climáticas, asegurando el suministro eléctrico durante los meses más secos del año.
