Redacción – Minutos antes de que el árbitro diera el pitazo inicial del clásico, David Guzmán explotó en lágrimas, cuando se homenajeaba a su gran amigo, Gabriel Badilla.
Devastado, así se observó al volante tibaseño cuando la camisa número dieciséis colgaba en lo más alto de la gradería este de la cueva morada.
Guzmán, jamás imaginó que la opción de anotarle a la Liga Deportiva Alajuelense se le iba a presentar, y lo hizo, el morado abrió la cuenta y tan rápido corrió a la zona de tiro de esquina, empezó a besar el estampado con el número que portó el Gladiador.
«Cuando empezó el homenaje se me salieron las lágrimas porque Badilla fue un legado para mí, un ejemplo. Fue un apersona que me ayudó muchísimo, nos dolió a Machado y a mí, fuimos los que soltamos las lágrimas porque estuvimos mucho tiempo con él», aseguró el volante.
El mediocampista comentó que la anotación era para que la familia Badilla celebrara al guerrero que partió hacia el cielo.
«Fue importante anotar en un clásico y dedicárselo a él. Era para él, para la familia. Fue un partido duro y para eso trabajamos, era extra para él y ahora para Hanzel que se nos una», finalizó Guzmán.