Redacción – Lo que antes era un dolor de cabeza solo durante el final del curso lectivo, es ahora la pesadilla de muchos padres y madres, colegios y autoridades durante todo el año.
Desde el 2015, las fiestas intercolegiales dejaron de ser la celebración de quienes estaban próximos a terminar el quinto o sexto año y ahora, los organizadores invitan a jóvenes de todos los niveles de colegio.
“A los narcotraficantes les interesa un público cada vez más joven y si no actuamos todos en conjunto, muy pronto sus tentáculos podrían llegar a las escuelas”, dijo Guillermo Araya, director del Instituto Costarricense sobre Drogas, ICD.
Redes sociales, centros comerciales, parques, cualquier vía es utilizada por los organizadores para invitar jóvenes a estas fiestas en donde pueden encontrar licor, drogas y sexo.
Para lograr bastante asistencia los narcotraficantes contratan colegiales, universitarios y desgraciadamente, hasta algunos padres de familia que reclutan participantes, se trata del crimen organizado, agregó Araya.
El ICD y la fuerza pública se han unido para actuar, la estrategia ahora es la de prevenir, de manera que cuando reciben un aviso de un orientador, profesor, padre o un estudiante, sobre una actividad que se está gestando, tratan de frenarla.
El año pasado lo lograron en 8 casos y en 4 debieron actuar e interrumpir su desarrollo, este año ya han evitado 4, sin embargo, por estas que se desestimulan, se sabe que muchas otras si logran su cometido.
Ante esta realidad, el Colegio de Profesionales en Orientación hace un llamado a los padres y madres, quienes son los responsables de sus hijos, para que estrechen con ellos la comunicación. Además, los invitan a acercarse a los centros educativos y unirse a esta lucha contra las fiestas que ponen en riesgo a las personas menores de edad y los instan a que más bien se involucren el desarrollo de actividades acordes con estilos de vida saludables que les permitan divertirse, recrearse, socializar.
También recordó a los progenitores que el Código de la Niñez y la Adolescencia les hace responsables de la salud y la seguridad de hijos e hijas, en ese sentido les pide interesarse, fortalecer el vínculo con ellos y sobre todo, establecer límites.