Redacción- Para llegar hasta el altar de la Basílica de los Ángeles, además de fe, necesitará tomar en cuenta una serie de aspectos básicos y prepararse con anticipación para evitar pasar malos ratos , durante o después de la caminata.
Antes de la caminata: Si tiene la oportunidad, consulte a su médico si está en condiciones de realizar la caminata, sobre todo si padece de asma, hipertensión, diabetes o cualquier otra situación especial de salud. Indique al médico el trayecto que realizará.
Se recomienda un plan de entrenamiento que inicie al menos dos semanas antes de la Romería; mantenga una dieta balanceada, evite la comida chatarra y elija alimentos que aporten energía como los carbohidratos.
La distancia por recorrer es uno de los puntos claves; para distancias relativamente cortas con zapatos adecuados y ropa cómoda le bastará. Evite los zapatos nuevos o por el contrario en muy mal estado.
Para distancias largas deberá presupuestar ropa suficiente; cambio de medias, agua y comida suficiente para el trayecto, eso sí, sin sobrecargar su equipaje. Lleve solo lo necesario.
Si caminará durante el día lleve gorra y bloqueador solar, si por el contrario aprovechará la noche, piense en ropa fosforescente o llamativa para hacerse visible a los conductores.
Durante la caminata: Mantenga un ritmo constante para evitar agitarse o cansarse muy rápido.
Viaje acompañado, caminar en grupo es más agradable y seguro.
Manténgase hidratado, consuma agua o alguna bebida hidratante para reponer los líquidos y minerales que se pierden durante la caminata.
Atienda siempre las señales de su cuerpo, si experimenta alguna complicación durante su peregrinaje deténgase y no corra riesgos innecesarios.
Después de la caminata: al concluir el trayecto realice un pequeño estiramiento , descanse, coma bien y mantenga una buena hidratación.
Recuerde dormir bien después de la caminata para acelerar la recuperación física.
Haga de esta romería una experiencia agradable, no deje nada a la casualidad y evite complicaciones a futuro.