Redacción- Si alguna vez se ha criticado el arbitraje costarricense, lo ocurrido este domingo en el estadio Alejandro Morera Soto justifica cada uno de los dardos lanzados contra los hombres de negro.
Ricardo Montero protagonizó uno de los peores arbitrajes de los últimos años. ¡Y para peores, en un Clásico Nacional!
Anuló un gol legítimo a los 16 segundos del primer tiempo, cuando el saprissista Jerry Benston le robó el balón al guardameta manudo, quien se tiró al suelo para fingir una falta. Montero cayó fácil en la trampa, a pesar de que estaba a más de 30 metros de distancia.
Los errores continuaron a lo largo del primer tiempo. Pitó más faltas inexistentes y dejó pasar otras que fueron claras. Este domingo, el central olvidó cual era su papel dentro del terreno de juego y quiso convertirse en la figura del juego.
Cada uno de los errores repercutió, principalmente, en el banquillo morado.
Luego, al minuto , un remate alajuelense se estrelló en el horizontal del marco que defendía el guardameta saprissista Kevin Briceño y el rebote lo recibió Jonathan McDonald, pero con su antebrazo. De inmediato, cayó el primer gol de los linguistas.
Fue tanta la desesperación en los tibaseños, que el técnico Carlos Watson se salió de las casillas e insultó al árbitro. Su expulsión fue inmediata.
A partir de ese momento, el partido se salió de control. Los morados perdieron la cabeza a causa de las malas decisiones y llegaron más expulsiones. Los dos extranjeros morados vieron la cartulina roja por primera vez en suelo costarricense.
El mal manejo del juego por parte del árbitro Ricardo Montero repercutió sin duda alguna en el resultado final.
Los jugadores Alajuelenses no tuvieron la culpa, el central cavó su propia tumba.
Mas allá de vergüenza esto parace corrupción, no puede ser que un profesional se «equivoque» de manera natural. Es muy descarado para parecer espontáneao, hay muchos afectados si la Liga no levanta. de alguna parte viene esa situación.
Y porque no termina la nota sobre las expulsiones me parece una cronica con el hígado que con la razon.
Acepatndo los errores del arbitro se debe juzgar lo malo y lo bueno…
¿Que se puede decir? ¡Los errores garrafales lo dicen todo!
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