- Es la reserva privada más grande del país
Redacción – Los niños suecos de 9 años del colegio rural Fagerviks, en la pequeña ciudad de Sorunda, al sur de Estocolmo, sienten un compromiso con Costa Rica. Ellos decidieron empezar a hornear galletas caseras para venderlas en su comunidad, así como bañar perros para poder donar el dinero para proteger los amenazados bosques tropicales de Costa Rica.
Se trata del Bosque Eterno de los Niños de Costa Rica, la reserva privada más grande y más protegida del país que existe desde 1988 gracias al esfuerzo de estos niños.
El 54% de la superficie de Costa Rica está cubierta de árboles pese a haber sufrido hasta la década de los 80 una de las etapas de deforestación más rápidas en la región.
La campaña de recolección de fondos inició en 1987 cuando su profesora Eha Kern abordaba los bosques tropicales. Para incentivar a sus alumnos a comprender y a respetar la naturaleza invitó a la bióloga estadounidense Sharon Kinsman de la Asociación Conservacionista de Monteverde (ACM) para que aportara su experiencia en Costa Rica, de acuerdo con el diario El País.
Los niños empezaron a inquietarse debido a lo comentado por su profesora. Si no se cuidan los bosques, no habrá más en el futuro. Fue por eso que el niño Roland Teinsuu, preguntó qué podía hacer para mantener el bosque y los animales a salvo de esa destrucción.
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Su profesora, al escuchar estas palabras, inició una campaña en todo el colegio para recaudar dinero para proteger los bosques ticos. Los pequeños y sus familias empezaron vendiendo galletas de jengibre y chocolate que horneaban en casa con sus familias, recolectando residuos de vidrio y metal y bañando perros.
«Este entusiasmo impulsó a Eha Kern junto a su marido Bernd a crear ese mismo año Barnens Regnskog (El bosque de los niños) como asociación sin ánimo de lucro para articular este movimiento y a aliarse con la bióloga Kinsman y así presentar la solicitud a Monteverde, área que por entonces distaba mucho de tener la fama y flujo turístico de hoy. Moneda a moneda se consiguió como primer empuje comprar seis hectáreas de selva colindantes con la Reserva Biológica Bosque Nuboso Monteverde gestionada por la ACM al precio de 250 dólares por hectárea con documentos legales de propiedad», relata el medio de comunicación internacional.
La tradició sigue y los niños de esta escuela rural buscan ayudar al ambiente con las mismas actividades. También han ayudado a Ecuador, Tailandia y Guatemala.