Redacción – Ya dos gigantes habían caído, el sueño se encontraba en su apogeo, pero, faltaba una prueba para los guerreros ticos: Inglaterra.

La motivación ya había alcanzado su punto máximo gracias a las genialidades de Bryan Ruíz cuatro día antes en Recife; la clasificación estaba asegurada, sin embargo, el orgullo de avanzar como primeros del grupo D era el objetivo.

Jorge Luis Pinto tomó la decisión de realizar cambios con respecto a los dos juegos anteriores. Roy Miller y Randall «Chiki» Brenes asumieron la titular en Belo Horizonte. La táctica sí se mantuvo.

El juego inició, y con ello las aspiraciones de sellar la fase de grupos con marca perfecta, sin embargo, el arquero inglés se convirtió en una auténtica muralla impenetrable.

La única opción clara del encuentro fue obra de Celso Borges. El balón detenido fue el arma de la tricolor a lo largo del certamen, sin embargo, el remate del contención astilló el travseño

El juego transcurrió sin ocasiones peligrosas para ambos lados, cuando el árbitro sonó su ocarina, la Sele, celebró. ¿Por qué los jugadores explotaron de alegría? El punto los estaba colocando en lo más alto del grupo de la muerte con siete unidades.

Con el liderato, la Sele, se mediría a Grecia días después. Un rival que al menos en el papel, no iba a ser tan complicado como realmente lo fue.