Redacción – Una bolsa de plástico y una cuerda para saltar. Eso fue lo que utilizaronPreston Layfield (19 años), Tyler Mirabelli (22) y Amanda Wayda (20) para «solucionar» el problema que se les había presentado el pasado 25 de agosto en el condado de Susquehanna, Pensilvania.
Ese día, su amigo Joshua Rose (21) se presentó en la casa del novio deWayda junto con Layfield. Pidió dormir un rato, pero algo no estaba bien con él. Cuando la joven fue a ver qué ocurría y por qué no despertaba, creyó que estaba experimentando «una sobredosis», según consta en la declaración que pronunció al confesar que había sido testigo de un crimen.
Fue allí cuando llamaron a otro amigo, Mirabelli, para que los llevara hasta un hospital. Pero en lugar de eso, cuando pasaron por la entrada de la emergencia médica, algo los hizo cambiar de opinión. Continuaron hacia el norte a toda prisa por la carretera I-81, a algún lugar donde nadie los viera.Mirabelli conducía, Rose estaba en el otro extremo adelante y Wayda en el centro, entre ambos. Layfield, atrás.
Al llegar a la milla 199 en Scott Township, en el condado deLackawanna, decidieron poner fin a la vida de Rose. Las versiones sobre cómo lo mataron son diferentes, pero no cambian significativamente la historia. Con las cuerdas de salto, Layfield estranguló durante cuatro minutos a su amigo, mientras era alentado por los otros dos. El joven, en su declaración, reconoció su autoría, pero indicó, además, que Waydahabía colocado una bolsa de plástico sobre su cabeza.
Por alguna razón, no quisieron dejar el cuerpo allí. Fue por eso que decidieron disfrazarlo y evitar que alguien reconociera que se trataba de un cadáver mientras lo trasladaban a otro sitio. Las cámaras en una estación de gasolina donde frenaron para reabastecerse vieron cómo estaba Rose:anteojos y una gorra de llamativos colores. Sería, pensaron, alguien durmiendo en un vehículo. Nada anormal.
Ahora enfrentan cargos en la justicia estadounidense.