Redacción – En Marzo anterior, Carlos Hernández decidió dar el paso y convertirse en legionario, una meta que tenía que cumplir en su carrera profesional.
Con muchas dudas y temores dejó a su familia para llegar a Maracay, una ciudad rodeada por el mar caribe ubicada al norte de Venezuela.
La inseguridad social que se vive en el país sudamericano lo hizo pensar dos veces si viajaba o no; sin embargo, la oferta del Aragua FC no se podía rechazar, y hoy asegura no arrepentirse de su decisión.
Venezuela es un destino poco común para los jugadores ticos, ¿Como se enteró del interés del Aragua FC?
Primero que nada fue por medio de Ronald González, el fue quien hizo todo posible. El tiene amigos en Venezuela, estuvieron en un congreso en Costa Rica. Ellos le comentaron que necesitaban un volante, ese mismo día le mandé un mensaje a Ronald para saludarlo. Al otro día me escribió que si me interesaba ir a Venezuela, pero yo tenía que ver la parte económica y lo que estaba sucediendo en ese país. En principio estaba con todo el miedo del mundo, pero me arriesgué y en este momento no me arrepiento.
La inseguridad es lo primero que se viene a la mente cuando se escucha Venezuela, ¿Sintió miedo de llegar a ese país?
Sí sentí miedo. Cuando surge la noticia le conté a mi familia, ellos se asustaron. Yo empecé a investigar de la ciudad adonde iba a vivir y solo me aparecían muertos, que no había comida, la situación política y que no se podía salir a la calle. Tengo un par de conocidos venezolanos en Costa Rica y les pregunté y me dijeron que no eran así. Igualmente venía con mucho miedo. Venía con tres maletas, una llena de comida, cosas personales, shampoo y otras cosas porque me decían que no se conseguían. Llegué y las cosas cambiaron.
Usted se encuentra a 120 kilómetros de Caracas, lugar en donde se generado caos, ¿como es el día a día en Maracay?
A mí no me afecta nada de lo que está pasando. A los deportistas nos cuidan mucho. Tengo un apartamento con mucha seguridad y tengo todo cerca. Cuando yo venía no sabía que era a una zona tan segura. La gente venezolana es la más afectada, la plata aquí no vale nada. Estoy super cómodo, me gusta comer como lo hacía en Costa Rica. Los «Bachequeros» venden todo más caro y aún así se me hace más barato que en Costa Rica, a pesar de que para ellos es muy caro, yo salgo a comer a subway y me compro el combo grande que me cuesta dos mil colones, en Costa Rica le cuesta seis mil colones. No todo mundo puede ir ahí, aquí es un lujo.
Muy pocos en el equipo son venezolanos ¿Le han contado de las situaciones que viven sus compañeros?
Solamente somos tres extranjeros. Tengo compañeros que no ganan mucho dinero y la pasan mal, uno escucha entre ellos que es muy difícil. Uno ve esos problemas y le duele mucho lo que pasa con los venezolanos.
¿Como se vive el ambiente en las graderías?
El equipo de nosotros tiene su barra, sí llega gente. Aquí el fútbol en la ciudad no es muy conocido, todos viven del béisbol, tampoco se llena el estadio, pero llega mucha más gente que por ejemplo San Carlos o Santos. La mayoría de equipos no tienen mucha afición, pero lo estadios son demasiado grandes y no les dan mantenimiento; sin embargo, los han usado para Copa América.
¿Le gustaría permanecer en Sudamérica durante más tiempo?
Ellos querían que firmara por más tiempo. Yo solo firme hasta diciembre por el miedo que traía por probar como era el fútbol aquí, estoy muy tranquilo y me ha gustado, es muy competitivo. Es un fútbol fuerte, se golpea mucho, al principio me costó. Hay equipos que han preguntado por mí, me gustaría quedarme un torneo más para hacer más nombre. Sea como sea Venezuela es un paso más que estar en Costa Rica, aquí los jugadores brincan muy fácil a otros lugares.