Redacción- Nadie sabe cómo cayeron estos tres enormes cocodrilos en una antigua pileta usada para secar sal, en Isla Chira, Puntarenas, pero su presencia allí era evidentemente un grave peligro para niños y adultos.
Quien cayera allí, moriría inevitable y rápidamente.
Así lo comprobaron oficiales del Servicio Nacional de Guardacostas del Ministerio de Seguridad Pública y tras una vista coordinaron acciones con el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac), el Cuerpo de Bomberos y vecinos para sacar del lugar a los inusitados y dientudos inquilinos.
Los cocodrilos eran no solo grandes y pesados, además muy agresivos.
El más pequeño medía 2.97 metros, el otro 3.93 metros y, el más grande y robusto, 3.53 metros…es decir, casi cuatro metros.
Los agentes se vieron obligados a cavar y destruir una de las paredes de concreto de la pileta para lograr bajar sin muchos riesgos pues los reptiles, además de enormes, reaccionaban agresivamente.
Al parecer, llevaban días atrapados en aquella trampa, sin agua ni alimentos, razones por las que lucían más sumamente inquietos y violentos.
Los hombres, pese a su fuerte contextura, parecían pequeños y frágiles junto a los inquietos y enormes reptiles, cuyas fauces fueron amarradas fuertemente para evitar accidentes.
Luego de algunas maniobras, y un tortuoso desplazamiento de más de 300 metros; con cocodrilos enfurecidos al hombro, fueron llevados hasta un manglar de Isla Chira donde se les liberó con mucho cuidado.
Por las circunstancias; tenían días de no comer, las autoridades no sabían cómo reaccionarían los cocodrilos al ser desatados pero por fortuna, no pasó nada.