Redacción/Agencias – Como un rezago de la Guerra Fría, Rusia ha reactivado en la última década sus históricas relaciones con Nicaragua, adonde ha enviado desde 2007 unos USD 151 millones en conceptos de donaciones y ha suscrito importantes contratos de armamento militar.
Desde el regreso del sandinista Daniel Ortega al poder, el vínculo con Vladimir Putin ha ido en ascenso. «Las relaciones entre la Federación Rusa y Nicaragua son históricas y se han reafirmado a partir del año 2007», admitió Ortega el año pasado, ante la visita del vice primer ministro ruso, Dmitri Rogozin. Hace solo unos días se inauguró una estación satelital de capitales rusos que es una base de monitoreo y vigilancia para la región.
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En 2014, Putin eligió a Nicaragua como el primer destino centroamericano para un presidente ruso. Durante la visita relámpago, el mandatario destacó al país como uno de sus más cercanos aliados en la región. Ortega respondió el «elogio» y dijo admirar la lucha de Rusia «para lograr la paz del mundo». Ambos tienen al menos tres mandatos en sus países y nada hace pensar que quieran dejar el poder.
Ese, no obstante, es apenas uno de los acuerdos militares entre ambas naciones. Moscú tiene programado enviar 50 tanques T-72B1, parte de los cuales ya han desfilado en la capital Managua, gracias a un contrato de USD 80 millones. A la lista se añaden dos barcos misileros 1241.8 Molnia, cuatro lanchas patrulleras 14310 Mirazh, un lote de vehículos blindados GAZ-2330 Tigr, dos helicópteros MI-17V-5 y varios aviones de combate y entrenamiento Yak-130, según reportes de la agencia Sputnik.
Las donaciones en efectivo son, en su mayoría, también destinadas al área de Defensa, principalmente en los últimos años. Según el Banco Central de Nicaragua, de los USD 151,2 millones de dólares que ha enviado, solo USD 2,8 millones entre el 2015 y el 2016 fueron para el sector agrícola.
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En plena escalada de tensión entre Rusia y EEUU, que ha sido calificada por ambas partes como uno de los momentos bilaterales más críticos de la historia, el vínculo con Nicaragua «no es ingenuo», opinó hace unos meses el general en retiro Hugo Torres en un reportaje para La Prensa, al considerar que las donaciones «de alguna manera se deben cobrar».
Ya en la Guerra Fría, durante la Revolución Sandinista, Nicaragua enfrentaba el embargo de Estados Unidos, por lo que el vínculo comercial con la Unión Soviética fue clave para el régimen. En la actualidad, con una Cuba en la incertidumbre y una Venezuela derrumbada económicamente, Nicaragua se muestra como el aliado más estable para el Kremlin.
Los estrechos lazos han causado inquietud entre los políticos estadounidenses. El senador republicano Ted Cruz se ha manifestado a favor de endurecer las condiciones de los préstamos que Washington otorgue préstamos a Managua. «El senador (Cruz) expresó preocupación por los informes de servicios de inteligencia que indican un incremento en las relaciones militares y de inteligencia de Rusia con Nicaragua, lo que podría representar una amenaza para el hemisferio», reveló Rafael Cárcamo, activista nicaragüense radicado en EEUU.
Por su parte, Juan González, quien fue subsecretario de Estado Adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental durante la Administración Obama, declaró en abril al Washington Post: «Estados Unidos y los países de la región deberían estar preocupados. Nicaragua ofrece una cabeza de playa para que Rusia amplíe sus capacidades de inteligencia y las elecciones se metan cerca de Norteamérica». A su vez, el Departamento de Estado ha nombrado a miembros con experiencia en Rusia para encargarse de asuntos relacionados en Nicaragua y están a la expectativa.
Con información de Infobae.