Redacción- Las mascotas nos proporcionan apoyo emocional y amor incondicional, llegan a la casa brindando un sinfín de alegrías y experiencias  que marcan a la familia, por lo que dejan ser consideradas como animales domésticos para ser concebidas como uno más del núcleo familiar.

Por eso, las emociones que se despiertan cuando fallecen pueden ser bastante complicadas y difíciles de sobrellevar e inevitablemente llevarán al amo a un proceso de duelo.

Esos sentimientos los conoce bien Melissa Jiménez quien perdió a su inseparable amigo Bruno hace pocos meses. Ella confiesa que entre ella y Bruno hubo «amor a primera vista» y que el cariño y la lealtad marcaron su relación durante casi dos años.

Un cáncer linfático acabó con la vida de Bruno. El proceso para ella fue doloroso, su fiel compañero empezó a perder peso, sufría convulsiones y su salud se deterioró rápidamente. Las opciones médicas no eran muchas, por lo que Melissa tuvo que tomar una de las decisiones más difíciles de su vida.

«Aprendí que amarlo era también no dejara que sufriera y no pensar en mi dolor de extrañarlo, si no en el de él», confesó Jiménez.  Melissa convocó a sus seres queridos y tras una muerte asistida Bruno se fue acompañado.

En el proceso se sintió juzgada, y dice que aún le duele algunos comentarios que recibió; la tacharon de exagerada, la criticaban por llorar y minimizaban su pérdida, comparándola con la de un ser humano.

Para el psicólogo Rafael Ramos estos sentimientos son normales. «Cuando una mascota forma parte de la vida de una persona y se establece un vínculo afectivo, es una pérdida como cualquier otra, pasa por el dolor y nos puede llevar a desarrollar un factor nostálgico-depresivo que puede afectar el ciclo del sueño, los niveles de actividad física y generar tensión e irritabilidad».

Los siguientes consejos le pueden resultar útiles si usted está pasando por este particular momento:

En el proceso, usted puede encontrar personas que desestimen su dolor y devalúen su pérdida, diciéndole que “solo era un animal”. No discuta,  hay personas que nunca han logrado establecer un vínculo especial con una mascota o no le gustan los animales por lo que les puede sorprender o molestar su tristeza.

Exprese sus emociones sin temor al juicio de los demás. Permítase llorar si siente la necesidad. Es usted el que determina cuándo es momento de dejar ir su dolor  y seguir adelante.

Si tiene otras mascotas en casa, ellas también sentirán la pérdida. Bríndeles más amor y atención de lo habitual pues los animales de la casa tienen su propia relación única.

Melissa confesó que su duelo sigue siendo real. Se aferró a Dios y a las personas que también amaban a Bruno y buscó ayuda profesional. Tuvo que pasar por un proceso de negación y aunque aprendió a vivir con el dolor, aún extraña a su amigo.