Redacción- La Orquesta de Cámara de Lituania ofrecerá un concierto gratuito en la iglesia de La Soledad, el próximo viernes 25 de agosto, a las 7 p.m., patrocinado por la Municipalidad de San José, esto como parte de las presentaciones de cierre del XXVII Festival de Música Bac Credomatic, la
El mismo programa se presentará al día siguiente, sábado 26 de agosto, a las 8 p.m., en el Teatro Nacional, en la gala de cierre de este festival que concluye esta semana con la satisfacción del éxito. Para ese último concierto, las entradas cuestan entre los ¢1.000 y los ¢15.000 y se pueden adquirir en la boletería del teatro. El concierto se ejecutarán con obras de Vivaldi, Mozart, Schubert y Chaikovsky.
La Orquesta de Cámara de Lituania, la agrupación invitada con más años de historia, divide a sus músicos en cuartetos y quintetos que han estado viajando entre los escenarios del festival. La Orquesta fue fundada en 1960 y es reconocida como una de las agrupaciones clásicas más profesionales del mundo. Al grupo lo acompaña el director y chelista lituano David Geringas, un músico reconocido por su maestría tanto en su interpretación solista como por sus habilidades como conductor de orquesta.
Desde el 5 de agosto, diversos grupos musicales han llevado su música a hoteles ubicados en la montaña y en las playas de Guanacaste, Limón y en el Pacífico Central y Sur. También ha estado en iglesias y en otros sitios públicos. La afluencia ha sido muy buena y esto satisface a sus organizadores y a los anfitriones en todo el país.
Cuando concluya, el próximo 26 de agosto, el festival habrá estado en 24 sedes, dentro y fuera de la Gran Área Metropolitana, con una programación con 50 artistas, nacionales e internacionales. Habrá ofrecido cuatro conciertos gratuitos —incluyendo dos en la Basílica de Nuestra Señora de Los Ángeles en el que usarán el órgano del templo— y 18 conciertos en hoteles de playas nacionales y también en las montañas.
Otros artistas que se presentaron a lo largo del país, fueron el dúo de música sefardí Evoéh; el organista y director musical estadounidense Donald Meineke, quien se presentó junto a la soprano Jolle Greenleaf en la Basílica de Los Ángeles; y los costarricenses de Sesquiáltera, quienes tocaron música antigua iberoamericana.
El Festival es un auténtico y comprobado aporte a la educación y al disfrute de la música clásica, ya que permite reunir, durante tres semanas en nuestro país, a los mejores exponentes mundiales de ese género. Para poder ver a estos cuartetos, solistas y orquestas, habría que hacer un recorrido por diversas ciudades del mundo, con una inversión importante de tiempo y dinero. El Festival de Música BAC Credomatic nos acerca a esa experiencia a precios muy cómodos y en muchos casos en forma gratuita.
Durante estos 26 años el Festival de Música BAC Credomatic ha hecho un importante aporte a la democratización de la cultura y ha demostrado, con creces, que la cultura no es privilegio de unos pocos, que no hay que tener dinero ni viajar por las grandes urbes para disfrutar de un buen concierto, en otras palabras, se ha evidenciado que la cultura es de todos y para todos.
El Festival ha permitido que muchos costarricenses tengan acceso libre a la cultura. Ha llevado la música más exquisita a barriadas capitalinas y a pueblos como Grecia, San Ramón, Quepos y otras localidades rurales. Ha estado en hoteles de playa, iglesias, teatros y centros comunales.
Con la realización anual de este proyecto, no se persigue beneficio comercial alguno, lo que procura es hacer un aporte a la educación y a la formación cultural de la sociedad, sin importar si son o no sus clientes.
Más de 800 músicos provenientes de casi todos los países europeos así como de Asia, América y Oceanía han presentado más de 600 conciertos. El Festival de Música BAC Credomatic arrancó en 1991, y desde ese momento ha crecido en el alma de una audiencia que aplaude el esfuerzo de empresas que ven en una actividad que trasciende valores comerciales, porque toca profundamente el interior del espíritu. Y es que el Festival proyecta a todos sus participantes, como pilares de una búsqueda cultural infinita.