Redacción- El número total de personas que sufre hambre en América Latina y el Caribe ha aumentado, lo cual está revirtiendo décadas de progresos.

Al mismo tiempo, el sobrepeso y la obesidad afectan a todos los grupos de edad en hombres y mujeres y constituye  un problema de salud pública en todos los países de la región de las Américas.

Así lo señala el Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional en América Latina y el Caribe 2017, publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

La publicación subraya, además, que después de varios años de mejoras progresivas, en 2016, alrededor de 42,5 millones de personas no contaron con la cantidad suficiente de alimentos para cubrir sus necesidades calóricas diarias. Esto es un aumento de 2,4 millones de personas, un 6% más de la población subalimentada en comparación con el año anterior.

Si esta tendencia no se modifica, América Latina y el Caribe no cumplirá con la meta de erradicar el hambre y la malnutrición en 2030, comprometida en los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Si bien los niveles de hambre siguen siendo bajos en América Latina y el Caribe en comparación con el resto del mundo, hay señales de que la situación se está deteriorando, especialmente en Sudamérica, donde el hambre creció de 5% en 2015 a 5,6% en 2016.

En Mesoamérica el hambre afecta al 6,5% de la población  en 2016. Aunque el hambre no aumentó en el Caribe, la prevalencia es del 17.7%, lo cual coloca a la subregión como la de mayor prevalencia de las Américas.

Hace apenas unas décadas, los gobiernos de la región unían esfuerzos para combatir la desnutrición aguda, la desnutrición crónica y la deficiencia de micronutrientes, hoy día deben agregar a esto la lucha contra el sobrepeso y la obesidad.

“Si bien la desnutrición aún persiste en la región, especialmente en poblaciones vulnerables, ahora van acompañados del sobrepeso y la obesidad que afectan más que nada a las mujeres, pero también a los niños”, afirmó la Directora de la OPS, Carissa F. Etienne.

«La región enfrenta una doble carga de malnutrición, para combatirla es necesario asegurar el acceso a una alimentación balanceada y abordar los principales factores sociales que determinan la malnutrición, por ejemplo la falta de acceso a alimentos saludables bajos en azúcar, sal y grasas, a agua y saneamiento, a servicios de educación y salud, y a programas de protección social, entre otros”, indicó Etienne.

Para hacer frente a esta situación, la FAO y la OPS llaman a los países a transformar sus sistemas alimentarios para detener el avance del hambre y la malnutrición, prestando especial atención a la condición de las personas, hogares y territorios más vulnerables. Sólo a través de un gran esfuerzo regional se podrá revertir la tendencia actual, para volver al camino que convirtió a América Latina y el Caribe en un ejemplo global de la lucha contra el hambre y la malnutrición, señala la publicación.

 El camino de Costa Rica hacia el hambre cero 

Según el nuevo informe en el país la prevalencia de la subalimentación en el trienio 2004-2006 fue de 5.4 por ciento, mientras que entre 2014-2016 se reportó un 5,6 por ciento. Hasta la fecha, Costa Rica es uno de los países de América Latina y el Caribe que presenta cifras bajas en los índices de subalimentación, sin embargo, los datos demuestran que debe seguir luchando para lograr erradicar el hambre en el 2030.

Por otra parte, Costa Rica ha implementado medidas para reforzar la educación alimentaria y nutricional por medio del Proyecto Fortalecimiento de los Programas de Alimentación Escolar para contribuir al desarrollo  de las políticas públicas de alimentación y fomentar el suministro de alimentos saludables a toda la comunidad educativa.

Además, el Sector Agropecuario con apoyo de la FAO, ha trabajado en fortalecer los procesos de atención diferenciada a la agricultura familiar, la adecuación de marcos jurídicos para el cumplimiento del derecho humano a la alimentación y seguridad alimentaria y nutricional, las compras públicas para la alimentación escolar y la promoción del desarrollo rural y local. 

A pesar de que el hambre creció en seis países, pero se redujo en veintiuno, el número absoluto de personas con hambre ha aumentado.

La peor situación en términos de prevalencia de subalimentación la presenta  Haití, donde casi el 47% de la población, es decir 5 millones de personas, sufre hambre. Este número representa casi dos tercios de toda la subalimentación en los países del Caribe.

Aunque el hambre a nivel regional ha crecido, 21 países de la región disminuyeron sus niveles de subalimentación, incluyendo al Caribe y Mesoamérica en su conjunto, entre 2013/15 y 2014/16.

Brasil, Cuba y Uruguay presentan una prevalencia de subalimentación inferior al 2,5 %, mientras que Argentina, Barbados, Chile, México y Trinidad y Tobago están bajo el 5 %.