Agencias .- El inventor danés Peter Madsen, sospechoso del asesinato de la periodista sueca Kim Wall a bordo de su submarino en agosto, admitió haberla descuartizado y esparcir los restos de su cuerpo en el mar, pero insistió en que no la mató.

El hombre, que hasta ahora negaba haber mutilado el cadáver, también cambió sus versiones sobre cómo murió la cronista. En primera instancia, aseguraba haberla desembarcado unas horas después del inicio del viaje. Luego testificó que perdió la vida luego de que cayera sobre su cabeza una escotilla de 70 kilos. Según ese relato, había arrojado su cuerpo al mar tras el presunto accidente.

Sin embargo, ahora asegura que la muerte fue por otra causa, al afirmar que Wall «murió tras una intoxicación por monóxido de carbono en el submarino cuando él se hallaba en el puente». Por ello, se sigue declarando inocente del asesinato.

Aunque todavía no se ha difundido el resultado de la autopsia con los nuevos fragmentos ni se ha determinado la causa de la muerte, la policía ya había informado hace tres semanas de que el cráneo no tenía fractura ni signos de violencia, lo que desacreditaba la declaración del golpe en la cabeza.

El 10 de agosto, Peter Madsen embarcó a Kim Wall a bordo del UC3 Nautilus, un submarino que él mismo había diseñado y construido. La periodista independiente, de 30 años, quería escribir sobre el perfil de este ingeniero autodidacta obsesionado por la conquista del mar y del espacio.