Redacción – Llámenle como quieran “La Sele”, “La Roja” o “Tricolor”. Lo cierto es que, por lo pronto, nuestros seleccionados están haciendo lo que muchos costarricenses deseamos: defender los colores azul, blanco y rojo de nuestro amado país en un partido.
Esos colores que tanto llenan de orgullo a casi cinco millones de almas, que viven al máximo cada compromiso dónde sale a jugar nuestra amada selección que, a pesar del rival que tengan al frente, siempre saldrán a dejarlo todo en el terreno de juego por el honor de la Suiza Centroamericana.
Con el corazón en la mano, la garra en su mente y el país en el corazón, nuestros seleccionados se lucen con un trabajo de punto fino en cada juego: tomarán por asalto el altar de un combinado patrio para purgar y vaporizar todas las maldiciones de la prensa internacional que, desde hace tiempo, le faltan el respeto a toda una nación y atormentan a los diferentes jugadores que se ponen “La Roja”.
Las anotaciones en una Copa del Mundo derrochan toda la clase de los gladiadores nacionales en el terreno de juego, la efectividad de estos grandes jugadores en el área rival es tan grande como la Gran Muralla China y tan asombrosa como la misma Torre de Pisa.
Serenos, discretos y hasta un poco pausados, pero determinantes a la hora de saltar a la cancha y muy seguros de sí mismos, llegan como acorazados a dónde sea, incluso al propio terreno de juego dónde lo dejan todo por Costa Rica, allí donde se convierten los “cracks del fútbol”, a buscar y extraer de los grandes fracasos acumulados en los años anteriores, para tratar de superar cada obstáculo que pasa nuestra querida tiquicia.
Prudentes y diáfanos en sus labores desde que les faltaron el respeto en Brasil 2014, no quieren reportajes trascendentales, ni entrevistas largas, ni fotos en las secciones de protagonismo de los distintos medios de comunicación.
Están ceñidos en sus objetivos, quieren anotar a como de lugar partido tras partido, sus principios han podido más, a la urgente asepsia nacional que necesitamos los ticos, a hacer correctamente y de acuerdo con el régimen deportivo de sus carreras lo que corresponde para salir adelante en esta cruzada sin precedentes por los valores más preciados de ser seguidor al combinado costarricense que a nivel universal se ganó el respeto.
Ese respeto obtenido fue gracias a los reflejos de Keylor Navas, el buen trato de balón de Celso Borges, la visión de juego de Bolaños, la agilidad de Joel Campbell, la velocidad de Gamboa, la magia de Bryan Ruíz, el esfuerzo de Guzmán, el coraje de Pipo González, los cabezazos de Waston y sobre todo al apoyo de toda una nación que se inspira en ellos para solventar las problemáticas que aquejan a un país que a pesar de todo lo malo que sucede a lo interno, siempre estamos ¡PURA VIDA!.
Muchachos, jueguen por amor a todo un país, sean revolucionarios deportivos, salgan a jugar con el arma de la magia y la gambeta deportiva, que les exigen en cada justa mundialista su amada afición, que les están diciendo que no todo está perdido, que se puede y que cosas que parecían imposibles hace unos años, como abrirse paso por una Copa del Mundo, se pueden cosechar grandes resultados cuándo una selección se une y el amor al país más feliz del mundo puede más que cualquier otra cosa en el planeta.
Ticos. Tenían que ser guerreros oriundos de todas partes del país. Jugadores más fuertes. El seleccionado nacional. Pero, ojo, porqué si de hacer distinciones de calidad se trata, los seleccionados nos está demostrando que La Sele es una de las representaciones patrias más fuertes del mundo y que la afición nacional es la más fiel de toda la Concacaf, esto a pesar de los malos resultados, en las eliminatorias, reflejan el amor de los nacionales por sus queridos guerreros que con trajes tricolores saldrán a dejarlo todo por el orgullo de todo un país.
De modo que, conscientes de los más elevados principios de la afición costarricense, dichos seleccionados no les ha temblado el pulso para desenfundar su coraje contra tanta crítica de la prensa y de la misma afición.
Incluso, Óscar Ramírez ha salido a defender a sus convocados como: Johan Venegas, un hombre querido por muchos pero odiado por otros. Lo cierto del caso es que sólo es un sentir de la hinchada porque el famoso “Cachetón” le da buenos resultados al “Machillo” a la hora de que este se enfunda en los colores nacionales que en los últimos juegos ha demostrado que le sientan de manera sensacional.
A pesar de los buenos resultados, muchos tienen el atrevimiento de criticar la labor del cuerpo técnico nacional, que a lo largo de la eliminatoria supo como sortear gran cantidad de obstáculos y baches, con el único objetivo de llegar a Rusia 2018 y darle una gran alegría, de frontera a frontera, a toda una pequeña nación.
Nuestros seleccionados, en realidad, no están haciendo nada particular. Están haciendo lo que cualquier futbolista que ama al país debe hacer.
Lo que pasa, es que el nuestros guerreros ticos han demostrado entrega, amor y pasión, eso se había vuelto aquí tan anormal para muchos que esta obra de los nacionales parece más propio de un taumaturgo que de futbolistas de una selección nacional que con los tacos bien puestos en el suelo, quieren que el cuadro costarricense regrese a revivir momentos increíbles en Rusia 2018.
¡VAMOS COSTA RICA CARAJO!
Comentario: Luis Felipe Castillo Carazo.