Redacción- Los intentos de fugas del Sistema Penitenciario en Costa Rica se estrellan ante una respuesta eficiente. Un 98% de quienes trataron de evadirse en los últimos cinco años, fracasaron en ese intento.
El pasado 29 de junio, el privado de libertad de apellidos Palacios Rivera logró escapar del Centro de Atención Institucional Gerardo Rodríguez, en San Rafael de Alajuela.
Y el 3 de julio, un joven de apellidos Barquero Jiménez se fugó del seminstitucional San Luis. Ambos fueron detenidos en poco tiempo; Palacios el 1 de julio y Barquero el mismo día, en horas de la noche.
Estos dos casos evidencian una tendencia: la respuesta de autoridades y funcionarios del Sistema Penitenciario evita que las fugas sean exitosas.
La mayoría de las evasiones no lograron concretarse: desde el 2014, 24 privados de libertad intentaron evadirse del Centro Penitenciario en el que estaban recluidos pero fallaron por la acción de las autoridades, según las estadísticas de la Policía Penitenciaria.
El año con más intentos que fueron detenidos fue el 2014, en el que 8 privados de libertad no lograron escapar.
Otros privados de libertad si lograron concretar su evasión, pero la gran mayoría fue recapturados y apenas uno de ellos logró mantenerse en fuga. En estos cinco años, fueron 21 quienes lograron escapar del Centro Penitenciario, pero 20 fueron detenidos de nuevo en poco tiempo.
En este período, los años con mayor actividad fueron el 2017 y el 2017, en cada uno de los cuales se presentaron 7 fugas.
Los incidentes fueron mucho menores en los casos del régimen seminstitucional, en el que lo que se reportan son abusos de confianza, cuando la persona no cumple con todas las condiciones, que incluyen períodos de confinamiento y de libertad. Desde el 2014, apenas se reportan cinco casos, uno en el 2015 y cuatro en el 2018. Sin embargo, en todos ellos, los casos se resolvieron.
Para Pablo Bertozzi, Director de la Policía Penitenciaria, estas cifras evidencian la profesionalización de los cuerpos encargados de velar por el cumplimiento de las normas en el sistema penitenciario.
“Nuestros policías han sido capacitados y realizan un trabajo muy responsable para mantener a los privados de libertad dentro de los ámbitos que les corresponden. Pero en los casos en que se presentan fugas, respondemos de inmediato y con la colaboración de otros cuerpos de seguridad: desde el OIJ, Fuerza Pública, Policía de Migración y Fronteras, a la Interpol, hasta la misma ciudadanía, con reportes que son muy útiles. La coordinación es clave para que mantengamos los niveles de respuesta aceptables”, expresó.
Para mantener este nivel, la Policía Penitenciaria está recibiendo apoyo tecnológico: un sistema de monitoreo mediante video ha robustecido el sistema. Y las mejoras en el sistema informático han dado mejores insumos para la labor de los funcionarios.
Con estas herramientas y la continua profesionalización de la Policía Penitenciaria, se logra un sistema fuerte y preparado para enfrentar adecuadamente los intentos de fuga.