Redacción– El supuesto robo de un teléfono celular que originó una brutal golpiza que terminó con la muerte de un hombre de apellido Matamoros, de 34 años, aparentemente nunca ocurrió.
El aparato que reclamaba con insistencia el hombre que hoy afronta una causa penal por el delito de homicidio calificado apareció entre sus pertenencias, según una fuente del OIJ.
Al parecer, el estado etílico en el cual se encontraba el ahora sospechoso del asesinato, de apellido McCarthy, le impidió percatarse de ese detalle y la emprendió contra el otro hombre.
«Cuando McCarthy venía aparentemente de tomarse unos tragos se orilló mucho y su carro se quedó pegado en la ronda. Matamoros se acercó a ayudarlo y después de que sacaron el carro, se tomaron unas cervezas juntos. Pero después, el carro volvió caer a la orilla y mientras lo sacaban de nuevo se dio el incidente que terminó con la muerte», explicó una fuente judicial.
A pesar de que Matamoros sí contaba con antecedentes penales y era conocido en la zona como una persona problemática, en ningún momento tomó pertenencia alguna de McCarthy. Todo obedeció a un trágico malentendido.
De acuerdo con la autopsia, el hombre murió en el Hospital México a causa de una hemorragia en su estómago por los fuertes golpes que recibió.
En cuanto a McCarthy, actualmente descuenta casa por cárcel por orden de un juez, pero en caso de ser encontrado culpable se expone a una pena entre 20 y 35 años de cárcel.