- Vigilia fue enfocada en las oportunidades para los jóvenes mediante el «sí» de María
Ciudad de Panamá – En medio de una situación que tiene dividida a Costa Rica por el tema del aborto, los ticos, al igual que el resto de peregrinos de todo el mundo, fueron llamados por el papa Francisco para defender la vida y el matrimonio, así como los derechos y oportunidades para los jóvenes.
«No tengan miedo», les repitió el sumo sacerdote a los asistentes de la vigilia.
En su discurso, el papa comentó un caso de una pareja que tiene una hija con un padecimiento en su salud, pero ellos decidieron amarla.
«Abrazar la vida se manifiesta también cuando damos la bienvenida a todo lo que no es perfecto, puro o destilado, pero no por eso menos digno de amor. ¿Acaso alguien por ser discapacitado o frágil no es digno de amor?, ¿alguien por ser extranjero, por haberse equivocado, por estar enfermo o en una prisión no es digno de amor? Así lo hizo Jesús: abrazó al leproso, al ciego y al paralítico, abrazó al fariseo y al pecador. Abrazó al ladrón en la cruz e incluso abrazó y perdonó a quienes lo estaban crucificando», dijo el religioso.
El papa recordó a los peregrinos el «sí» que le dio María al ángel, cuando ella fue elegida para cargar a Jesús en su vientre y amarlo sin condición.
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Incluso, el tema de esta Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) es «He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra». Esto para que los jóvenes no tengan miedo a responder al llamado de Dios y continuar de la mano con la Iglesia Católica, tal y como lo hizo María con esa frase.
Así, el papa quiso hace énfasis en defender la vida y el amor, pero no sólo eso; pues manifestó la importancia de brindarles oportunidades a los jóvenes para que cumplan sus sueños, porque ellos son el futuro del mundo entero.
«Es imposible que alguien crezca si no tiene raíces fuertes que ayuden a estar bien sostenido yagarrado a la tierra. Es fácil “volarse” cuando no hay desde donde sujetarse. Esta es una pregunta que losmayores estamos obligados a hacernos, es más, es una pregunta que ustedes tendrán que hacernos y tendremos el deber de respondérsela: qué raíces les estamos dando, qué cimientos para construirse como personas les facilitamos. Qué fácil resulta criticar a los jóvenes y pasar el tiempo murmurando si les privamos de oportunidades laborales, educativas y comunitarias desde donde agarrarse y soñar el futuro. Sin educación es difícil soñar futuro, sin trabajo es muy difícil soñar futuro, sin familia y comunidad es casi imposible soñar futuro. Porque soñar el futuro es aprender a responder no solo para qué vivo, sino para quién vivo, para quién vale la pena gastar la vida. Como nos decía Alfredo (un creyente), cuando uno se descuelga y queda sin trabajo, sin educación, sin comunidad y sin familia al final del día nos sentimos vacíos y terminamos llenando ese vacío con cualquier cosa. Porque ya no sabemos para quién vivir, luchar y amar», destacó el papa.