Redacción- El mercado automotriz costarricense tiene a disposición el BMW i3, un vehículo 100% eléctrico, que incluye en todas sus etapas la responsabilidad con el medio ambiente, al punto que una vez que culmine la vida útil, el vehículo podrá ser reciclado en un 95%. Inclusive, el 5% restante, corresponde a baterías que serían reutilizables para almacenar energía solar en hogares.
El i3 cuenta con una certificación CO2, es decir: cubre toda la cadena completa, desde sus suministros, pasando por la fabricación y llegando hasta la fase de su reciclaje. Como vehículo eléctrico, no genera emisiones ni olores con su uso.
Un factor importante en el balance es que en que los procesos de producción en las plantas de BMW en Leipzig (Alemania) y en Moses Lake (EE.UU.) utilizan corriente eléctrica generada en plantas eólicas y centrales hidráulicas, lo que significa que se trata de energía obtenida sin producir CO2.
Actualmente el BMW i3 e i3s cuentan con una autonomía de hasta 350 km, ofreciendo una mayor eficiencia en los modos ECOPRO y ECOPRO+.
En su interior, su tapicería proviene de casi 100% poliéster desarrollado a partir de botellas recicladas, el color al cuero que tienen, se extrae de hojas de olivo.
Las maderas que cubren los detalles de las molduras interiores del dash y puertas interiores están hechas de kenaf, una planta tropical que tiene una apariencia similar al bambú y que contribuye con el medio amiente a través de la reducción de las emisiones CO2.
El uso extenso de kenaf reemplaza los plásticos a base de petróleo y reduce el peso del BMW i3, porque las fibras de kenaf son hasta 30% más ligeras que el material convencional.
El eucalipto utilizado en el dashboard del vehículo requiere alrededor de 90% menos mantenimiento que las maderas tradicionales, absorbe menos humedad y malos olores. Todas las maderas provienen de plantaciones ecológicas certificadas.
La fibra de carbono de la que está hecha el ultraligero habitáculo del BMW i3 está producida con energía generada únicamente con fuentes renovables. La energía procede de una de las estaciones hidroeléctricas más grandes del mundo situada en el lago Moses, a unos 300 km al este de Seattle.
El i3 es una prueba de que la responsabilidad y el placer de conducir se complementan a la perfección.
El i3 en términos de responsabilidad:
Vehículo 95% reciclable y 5% reutilizable.
La fábrica donde se desarrollan utiliza energía eólica.
BMW utiliza maderas provenientes de plantaciones ecológicas certificadas
y fibras desarrolladas a través de botellas de plástico recicladas.
La fibra de carbono de la que están producidos los i3 es más ligera y
resistente que el acero.
No genera emisiones ni olores con su uso.