- Un estudio publicado en una revista en Inglaterra arrojó que las mujeres con IU vieron disminuida su actividad sexual y su excitación durante el último año
Redacción– La incontinencia urinaria no es una enfermedad que ponga en peligro al paciente, pero sí puede deteriorar significativamente la calidad de vida de quien la padece: y si hablamos de incontinencia urinaria durante el sexo la situación se complica, ya que sufrir pérdidas de orina durante el coito genera vergüenza e inseguridad en las personas.
Se ha observado a través del tiempo cómo los pacientes, de ambos sexos, que sufren incontinencia urinaria tienden a evitar más la vida sexual y a tener menor frecuencia de relaciones íntimas, lo cual repercute en el bienestar emocional y en la relación de pareja.
Sin embargo, rechazar el encuentro sexual lejos de ayudar a solucionar el conflicto, sólo empeora las cosas, al igual que no hablar del tema con sinceridad o utilizar excusas para evitar la actividad sexual.
“A pesar de que vivimos en una época muy digitalizada donde tenemos al alcance de un click información sobre sexualidad, es poco usual que las personas sean abiertas para hablar “en serio” de su vida sexual, en especial, si se trata de una situación incómoda como tener escapes de orina, mientras estás con una pareja.
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En consulta no es la excepción, en mi trabajo es bastante frecuente que los pacientes inicien con la frase “que vergüenza” o “me da mucha pena” antes de entablar una conversación basada en la entrevista Clínica, en ocasiones interrumpen la entrevista cuando se aborda la vida sexual, porque piensan que no tiene relación un tema con el otro,”, comentó Elena Arias, fisioterapeuta especialista en rehabilitación del suelo pélvico de la marca TENA.
Pero, conversar del tema es indispensable, ya que conocer las causas de la incontinencia será lo que le permita al especialista darle al paciente un tratamiento adecuado que le permita tener un estilo de vida lo más normal posible tanto a nivel personal como de pareja.
Un estudio publicado en la revista ‘BJU International’ de Inglaterra arrojó que, en un grupo de 3805 personas, las mujeres con IU vieron disminuida su actividad sexual y su excitación durante el último año. En la misma línea, los hombres con el padecimiento sufrieron disminuciones en su deseo sexual y mayores dificultades para la erección y el orgasmo.
“La IU es una condición tratable, por lo que es necesaria una evaluación integral de estos pacientes, bajo un modelo bio-psico-social (Médico, Fisioterapeuta de Suelo Pélvico, Psicólogo, Sexólogo, Nutricionista), teniendo como objetivo mejorar la calidad de vida, considerando la propia percepción del paciente.
Existen medicamentos, terapias e inclusive operaciones que pueden aplicarse para que la condición del paciente mejore y no le sea limitante, lo imprescindible es que el este sea abierto a conversar y, que así los profesionales podamos evaluar cada caso, ya que cada persona presenta su particularidad”, enfatizó Arias.
Sin embargo, mientras se da el proceso de estudio del paciente, hay algunos consejos que la persona con Incontinencia Urinaria puede tener en cuenta a la hora de mantener relaciones sexuales:
- Desocupe completamente su vejiga antes de iniciar su actividad sexual y al terminar el coito.
- Identifique posiciones sexuales que generen mayor probabilidad de escape y evítelas, es una opción temporal.
- Evite el consumo de bebidas carbonatadas o con cafeína, ya que son diuréticos.
- Utilice productos íntimos fabricados para la IU para tener mayor seguridad, pues aportan mejor absorción y neutralizan el olor.
- Se puede considerar la masturbación como una opción que permite al paciente conocerse mejor, aumentar la autoconfianza, estimular los músculos del suelo pélvico, aumentar la oxigenación y mejorar los canales de comunicación neural con el orgasmo.
“La Asociación Europea de Urología, la Asociación Americana de Urología y la Sociedad Internacional de Continencia, recomiendan como tratamiento de primera línea para la Incontinencia, el entrenamiento muscular del suelo pélvico, seguido del tratamiento farmacológico y por último la intervención quirúrgica”, concluyó Arias.