- La pena canónica del cura que irrespete el sigilo sacramental es la excomunión, según la Conferencia Episcopal
Redacción. Sixto Eduardo Varela, canciller de la Diócesis de Alajuela y Monseñor Javier Román Arias, aseguraron que prefieren ir a la cárcel que romper el sigilo sacramental.
“Censuramos la práctica de intentar desviar la atención atacando nuestra fe cristiana con proyectos como el que pretende que rompamos el secreto de la confesión, cosa que no sucederá aunque nos lleve a la cárcel. No caigamos en esta trampa”, aseguró Arias, en su red social de Facebook.
Las declaraciones surgen luego de que el Partido Acción Ciudadana (PAC) presentará un proyecto de ley que amplía a grupos religiosos, juveniles, culturales y deportivos la obligación de denunciar casos de abusos contra menores de edad.
Eso implica que los sacerdotes que conozcan de abusos sexuales u otro tipo de agresiones, durante una confesión, están obligados de denunciar el caso ante el Ministerio Público.
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El proyecto pretende reformar el artículo 49 del Código de la Niñez y la Adolescencia, aseguró Enrique Sánchez, diputado del PAC.
En la actualidad, están obligados a denunciar los maestros y profesores, así como el personal de los centros de salud, según el Código de la Niñez.
La Conferencia Episcopal de Costa Rica explicó en su sitio web que el sigilo sacramental es inviolable.
«Es terminantemente prohibido al confesor descubrir al penitente, de palabra o de cualquier otro modo y por ningún otro motivo.
«También, está obligado a guardar secreto el intérprete, si lo hay, y todos aquellos de cualquier manera, hubieran tenido conocimiento de los pecados por la confesión”
«La pena canónica para el sacerdote que irrespete directamente el sigilo sacramental es de excomunión, según se establece en el canon 1388», afirma el documento.
El sacramento de la penitencia o reconciliación es el sétimo de la Iglesia católica y su objetivo principal es la restauración de la salud espiritual.
La Iglesia Católica aclara que existen dos ámbitos en este sacramento, uno es el fuero interno o fuero de la consciencia donde el individuo está en relación con Dios, aquí el sacerdote cumple una función sacramental en donde escucha, aconseja en orden a la salvación de la persona y hace evidente al penitente el perdón de Dios a través de la absolución sacramental, aquí el sacerdote no puede violar el sigilo.
El fuero externo es donde una persona puede comentar al sacerdote una situación para recibir consejería y orientación, está obligado a mantener el secreto confiado como responsabilidad moral delante del escuchado y solo puede pronunciarse a instancia de la persona, en este ámbito se mueve el sigilo profesional, como por ejemplo: el médico o el psicólogo.
Para el padre, Carlos Manuel Arguedas Chávez, especialista en Derecho Canónico, hay un error de apreciación en el proyecto de ley pues pone al sacerdote en el ámbito del sigilo profesional, y no debe ser profesional sino sacramental y la materia es de conciencia, en donde la persona se acusa de haber cometido el pecado y en el ámbito externo, la persona no tiene la misma obligación de autoacusarse.
Para las autoridades católicas la información que pueda tener el confesor respecto de la comisión de un delito es muy poca y no ayudará a perseguir un delito.
“Obligar a irrespetar el sigilo sacramental, es más bien un peligro para la práctica de la libertad religiosa de los católicos, en general, y poco o en nada ayudará a la administración de justicia en perseguir al posible autor de un delito”, destacó Arguedas.
Entonces, se van a llenar las cárceles con curitas alcahuetas
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