• Fiscalía de Asuntos Indígenas organizó fiesta por noveno año consecutivo

Redacción- La alegría y gestos de felicidad hicieron que el miércoles pasado no fuera un día cualquiera en la escuela de Boca Cohen, en el territorio indígena Tayní; en este pueblo cabécar, ubicado en el Valle de la Estrella, se realizó una fiesta navideña que reunió a 78 niños y niñas, desde nivel materno, hasta el sexto grado.

La actividad fue organizada por la Fiscalía de Asuntos Indígenas (FAI) y permitió entregar un regalo a cada una de las personas asistentes, gracias a la colaboración de personal de numerosos despachos del Ministerio Público, entre estos la Oficina de Atención y Protección a la Víctima del Delito, además de la Unidad de Protección a Víctimas y Testigos del Organismo de Investigación Judicial.


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Una vez en el lugar, localizado a hora y media del centro de la ciudad de Limón, las personas funcionarias de la FAI realizaron juegos con los niños y niñas, un preámbulo que inundó de sonrisas la escuela y fue la apertura de un día que, como lo manifestaron muchos de los asistentes, será inolvidable.

Luego vinieron la piñata, los confites y sorpresas, un almuerzo y la entrega de bolsitas con galletas y golosinas para cada participante, una combinación que hizo que a la atmósfera de felicidad en esta celebración navideña no le faltara ni un solo ingrediente.

Ariana Céspedes López, fiscala adjunta de la FAI, afirmó que para este despacho “la niñez indígena es muy importante, por lo que, mediante el programa de responsabilidad social, se busca impulsar y apoyar a niños y niñas de distintas comunidades, aplicando los principios de solidaridad y humanidad; ha sido posible mantener esta actividad durante los años gracias al apoyo de los compañeros y las compañeras que se comprometen en ser parte con gran ilusión”.

Los preparativos para el festejo iniciaron desde octubre e involucraron incluso a personas externas al Ministerio Público, que también colaboraron con regalos para los niños y niñas indígenas del territorio Tayní.

Por su parte, Lydia Sánchez Montero, fiscala de esta oficina, aseguró que la fiesta les permite “tener una conexión con los principios y valores que enaltecen al ser humano, en donde cada padrino y madrina que apoyó la actividad compartió lo que tenía y nos permitió llevar un poco de emoción y felicidad a los niños y niñas indígenas; cada sonrisa y mirada reflejaba la felicidad que sentían y que definitivamente hace que todo el esfuerzo valga la pena”.

Desde el 2010, la Fiscalía de Asuntos Indígenas organiza una fiesta navideña para niños y niñas; cada año se elige un territorio indígena distinto y también un pueblo diferente, para procurar llevar la alegría de la navidad a la mayor cantidad de personas posible, priorizando en comunidades alejadas que tienen menor acceso a este tipo de actividades.