Redacción- Funcionarias de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) ponen sus vehículos, dan comida y hospedaje de su bolsillo para abrigar a las personas de la calle mientras esperan el resultado de la prueba covid-19.
Las atenciones de personas sospechosas de tener covid-19 requieren de manejos disciplinados, organizados y bajo altos estándares de protección. Pero, cuando se trata de personas ciudadanas de la calle las medidas deben extremarse más.
María Fernanda Chinchilla Jara es trabajadora social del área de salud de Hatillo y por la cercanía de este establecimiento con la capital le toca convivir cara a cara con las personas que viven en situación de vulnerabilidad en las calles josefinas y del territorio nacional.
Ella no sólo es la jefe del servicio en la Clínica Solón Núñez, sino que también lidera en su comunidad los protocolos de atención a los ciudadanos de la calle. Esta experiencia la ha humanizado a tal grado que de ser necesario abre las puertas de su vehículo personal y traslada a estas personas a cuartos, albergues u hoteles para que ellos aguarden el aislamiento preventivo por covid-19.
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“He decidido visitar San José a altas horas de la noche cuando más desolada está la capital para buscar un espacio habitacional para que un ciudadano de la calle tenga donde pasar la noche mientras espera el resultado de la prueba covid-19.
En cinco veces he subido a mi carro a una de estas personas en estado de indigencia para llevarla a un cuarto, un hotel o albergue comunitario” contó la funcionaria quien cumplió 16 años de servicio en la Caja Costarricense de Seguro Social.
Los resultados de las pruebas por covid-19 tardan en promedio 48 horas, pero cuando se trata de ciudadanos de la calle se prioriza para que el resultado esté ocho horas después de hecho el aspirado nasal.
María Fernanda Chinchilla Jara cuenta que al abordar a los ciudadanos de las calles es muy complicado porque algunos son agresivos, otros ansiosos y algunos presentan trastornos emocionales que van más allá del consumo de drogas y sustancias psicoactivas.
“Aplicamos altas dosis de amor y comprensión para hacerles saber que estamos para ayudarlos; conversamos con ellos, le ofrecemos comida y acompañamiento. Cuando los he trasladado en mi carro obviamente forro los asientos como mejor pueda, trato de desinfectar las manos y convencerlos de que se pongan mascarilla.
Una galleta o un dulce se convierte en el gancho para que confíen en una y así mis compañeras y yo nos ganamos la confianza” dijo María Fernanda.
Los ciudadanos que viven en las calles deben atenderse de acuerdo con el protocolo establecido por el Ministerio de Salud, La CCSS. En el abordaje intervienen municipalidades, El Instituto Mixto de Ayuda Social, La Cruz Roja y la Comisión Nacional de Emergencias.
Las personas habitantes de las calles llegan usualmente a los servicios de Emergencias de las clínicas y hospitales. Una vez abordados se activan los protocolos de diagnóstico e hisopado para determinar si son personas positivas de covid-19.
“El asunto es que mientras se procesan las muestras ellos deben cumplir aislamiento. No podemos internarlos porque no hay criterio para hacerlo, no son personas que puedan esperar en espacios determinados porque tienden a movilizarse mucho, no podemos dejarlos ir porque no tienen un domicilio a donde llegar y dónde podamos notificarlos cuando esté los resultados de las pruebas y tampoco tienen teléfonos fijos o celulares para darles los resultados.
Es en esos momentos que entramos en función nosotras las trabajadoras sociales, cada una aporta lo suyo; dinero, gasolina, comida y buscamos lugares para que pasen el tiempo mientras está listo el resultado” destacó la funcionaria.
María Fernanda asegura que conforme pasa el tiempo se adquiere más experiencia y se afinan los protocolos, pero que siempre las y los trabajadores sociales están disponibles las 24 horas.
Para la doctora Mylena Quijano Barrantes, directora del área de salud de Hatillo el trabajo y dedicación de todos los trabajadores de la CCSS es fundamental, pero que hay algunos perfiles profesionales que les toca lidiar con la vivencia particular de cada persona.
María Fernanda y sus compañeras Natalia Castro y Karla Ramírez aseguran que continuarán con su misión de servir y de hacer la diferencia en estos momentos de pandemia y de crisis que vive la humanidad.