- Ericka volvió a sentir el mar y por primera vez, se metió al agua con su hija
Redacción- Luego de que en el 2000 adquiriera una discapacidad física y años después, esta ocasionara la pérdida de una de sus piernas por un tumor, cada vez que Ericka Alvares visitaba la playa, no podía tocar el agua de mar ni la arena por falta de espacios accesibles para personas bajo esta situación.
Ahora, más de 20 años después, pudo volver al mar y vivir la espectacular sensación que este da.
Lo logró, gracias a una playa accesible en la que además de contar con una pasarela hecha a base de tapas de reciclaje, pudo usar una silla de ruedas a base de materiales reciclables que le permitió, incluso, «flotar con las olas».
«Desde que tengo una situación de discapacidad es la primera vez que entro al agua e incluso, con mi hija, desde que ella nació tengo la situación de discapacidad y no habíamos podido hacerlo juntas», contó Alvares a AM Prensa.
Ericka relató que acceder al mar con una silla de ruedas de madera u otro material, era casi que imposible, al igual que con muletas, pues estas se hunden en la arena e imposibilitan el movimiento.
Pero gracias a que en una playa en la zona de Jacó se instaló esta pasarela y la silla especial para ingresar al mar, Ericka pudo cumplir un sueño.
La Red Costarricense de Turismo Accesible hace posible que Jacó pueda ser un espacio accesible para todas las personas.
La campaña país denominada DONATAPA, ha permitido crear pasarelas y sillas anfibias con plástico reciclado.
El proyecto realizado en Playa Jaco ha sido un esfuerzo público-privado, el cual se inauguró en Marzo del 2019.
Alvares ha tenido la oportunidad, como abogada de profesión en el área de Derechos Humanos, de trabajar en el Consejo para Personas con Discapacidad (Conapdis).
Allí ha podido darse cuenta de las necesidades y limitaciones que enfrenta la entidad para proteger a las más de 600 mil personas en situación de discapacidad.
«Un tema impactante es que si uno no está dentro, no se entera que más de 3 mil personas con discapacidad están en abandono, es decir, han sido expulsadas a la calles, o dejados en hospitales por sus familiares. Muchas veces por desinterés o porque los consideran una carga, o, entre muchas otras causas, porque son familias con recursos extremadamente limitados», indicó Alvares.
Otro dato que impacta es la poca información que manejan las personas sobre la existencia de esta entidad, incluso, de la misma población con discapacidad.
En el país, el Parque Nacional Marino Ballena se suma a los centros turísticos que buscan desarrollar espacios inclusivos que le permitan a la población disfrutar de sus atracciones y por supuesto del mar.
«El proyecto nació en el Comité Cantonal de Ordenación Interinstitucional de Osa con la idea de tener una playa accesible del cantón y las más accesibles son las del Parque Nacional Marino Ballena.
Hemos estado trabajando el SINAC, la Municipalidad de Osa y el Consejo Nacional de las Personas con Discapacidad (Conapdis)», expresó Wendy Barrantes del Área de Conservación de Osa, en enero del 2020 cuando se anunció el proyecto.
La idea es colocar pasarelas en varias de las playas del parque para brindar mayor acceso a más público.