Redacción- Cada 8 de junio se celebra el Día Mundial contra la Falsificación y la Piratería, con el objetivo de generar conciencia de su impacto negativo para la sociedad y sensibilizar sobre los daños causados a los titulares o dueños de los bienes.

Esta actividad no solo afecta la economía de los países, sino también la calidad de los productos que se comercializan, debido a que los productos falsificados o fraudulentos son de menor calidad que los originales. Los hábitos de consumo y la falta de denuncias son algunos de los factores que contribuyen a que esta violación de la propiedad intelectual permanezca con el paso del tiempo.

Guillermo Rodríguez, especialista en Propiedad Intelectual de Nassar Abogados, enfatizó que la falsificación y la piratería son dos de los delitos contra la propiedad intelectual. Este fenómeno se presenta en los diferentes sectores económicos a nivel mundial, sin embargo, se muestra con más frecuencia en ropa, tecnología y contenido online; así como en el sector salud con la llegada de la pandemia.

En el caso específico de Costa Rica, se evidencia que la mayoría de productos no son falsificados en territorio nacional, sino que estos se importan y se venden.

Nos estamos convirtiendo en uno de los países más susceptibles a la venta de artículos falsificados a nivel latinoamericano, esta situación puede provocar que nuestro país pierda competitividad frente a otros mercados y aleje a nuevos inversionistas.

Algunos de los daños que se generan en la sociedad al producir y utilizar productos falsificados:

  1. El engaño al consumidor: se le cobra por un producto que aparenta ser original y realmente es una falsificación.
  2. Debilita el mercado: lo hace poco transparente y menos confiable, por lo que es más difícil que se pueda invertir o colocar nuevos productos.
  3. Daño a las empresas: principalmente a las pequeñas, que tienen que competir por precio frente a productos malos y de bajo costo.

Con la incursión de la tecnología en los últimos tiempos, los ciberdelincuentes aprovechan diferentes métodos para falsificar o piratear más productos en línea, por ejemplo, contenido ilegal como software o películas. Además, la utilizan como un aliado para vender el producto falso.

“El consumidor no tiene necesariamente consecuencias legales, pero los fabricantes, distribuidores e importadores de productos falsos pueden ser sancionados penalmente. La mercadería falsa puede mandarse a destruir por las autoridades judiciales y deben pagar el daño causado, usualmente equivalente al valor del producto original multiplicado por la cantidad de producto falso decomisado”, explicó Rodríguez.

Si una empresa o un profesional es víctima de estos delitos debe interponer la denuncia correspondiente, de lo contrario, continúa promoviendo este fenómeno.

Según el especialista existen varias leyes que amparan a las empresas o dueños de marcas en esta materia, las cuales se deben tomar en consideración:

  • La Ley de Observancia de los Derechos de Propiedad Intelectual: establece disposiciones para brindar protección a los titulares de derechos de propiedad intelectual mediante el establecimiento de medidas cautelares, medidas en frontera, procedimientos administrativos, procedimientos civiles y penales.
  • Ley de marcas y otros signos distintivos: tiene por objeto proteger los derechos e intereses legítimos de los titulares de marcas y otros signos distintivos, así como los efectos de los actos de competencia desleal que puedan causarse a los derechos e intereses legítimos de los consumidores. Igualmente, pretende contribuir a la promoción de la innovación tecnológica y a la transferencia y difusión de la tecnología, en beneficio recíproco de productores y usuarios de los conocimientos tecnológicos, de modo que favorezcan el bienestar socioeconómico y el equilibrio de derechos y obligaciones.
  • Ley sobre Derechos de Autor y Derechos Conexos: Las producciones intelectuales originales confieren a sus autores los derechos referidos en esta Ley.  La protección del derecho de autor abarcará las expresiones, pero no las ideas, los procedimientos, los métodos de operación ni los conceptos matemáticos en sí. Los autores son los titulares de los derechos patrimoniales y morales sobre sus obras literarias o artísticas.

Entre las mayores fragilidades de los titulares de propiedad intelectual está la ausencia de políticas en la protección, explotación, supervisión y observancia de la propiedad intelectual. Los titulares deben de implementar una estrategia en materia de propiedad intelectual para maximizar sus beneficios.

Es importante que los titulares busquen a un profesional especialista en dicha materia para que identifique y valore sus activos de propiedad intelectual con el fin de hacer valer sus derechos frente al uso no autorizado por parte de terceros.