Por Andrey Araya 

Residentes de la Unidad de Atención Integral (UAI) Reinaldo Villalobos, en el Complejo Penitenciario Occidente, podrán llevar a cabo un emprendimiento productivo desde el mismo centro penal con base en la maquila de producto reciclado.

Así se creó la primera empresa social cogestionada con población penal en el país. Esto se logró a partir de la carta de entendimiento suscrita entre el Ministerio de Justicia y Paz y la Fundación Nueva Oportunidad.

El documento se enmarca en un convenio de cooperación entre ambas entidades y es parte de la iniciativa “Construyendo Oportunidades”, cuyo objetivo es, precisamente, la unión de esfuerzos público-privados y público-públicos para fomentar acciones conjuntas que promuevan el desarrollo de programas y proyectos que impulsen la inserción social de la población penal.

“Este proyecto es especial, no solo porque lo estamos realizando con un aliado con el que contamos desde hace tiempo, como es la Fundación, sino porque pone a la población penitenciaria a “hacer”, a pensar y a tomar decisiones sobre las etapas de su emprendimiento. Así, no solo adquirirán más capacidades, sino que tomarán mejores decisiones para su vida cuando salgan del sistema penitenciario”, dijo la ministra de Justicia y Paz, Fiorella Salazar Rojas.

Proceso de capacitación

Desde febrero de 2020, 14 residentes de la UAI han recibido más de 30 sesiones de capacitación (tanto virtual como presencial) en emprendimiento, liderazgo, tendencias del mercado, diseño e impacto socio-ambiental para que sean capaces de crear ellos mismos, en conjunto, una empresa social.

Para Lauren Díaz Arias, directora ejecutiva de la Fundación, el proyecto es parte de la misma razón de ser de su organización.

“Con esta iniciativa damos el protagonismo a la persona privada de libertad de su proceso de inserción social de tal forma que nos permita instalar y cogestionar en la UAI una empresa enfocada en la economía circular; es decir, la reutilización de material de desecho para convertirlos en productos monetizables”, explicó Díaz.

Aunque los participantes recibirán un incentivo económico por parte de la Fundación, no serán empleadas de ésta. Las ganancias de la empresa se reinvertirán para ampliar el alcance del proyecto dentro de la misma UAI y, eventualmente, a otros centros penales.

Santiago Aguirre Carranza es uno de los residentes que formarán parte del emprendimiento y afirma estar agradecido por esta oportunidad, que no piensa desaprovechar.

“Todos merecemos una segunda oportunidad. Ya queremos que esta empresa comience a trabajar y dar sus réditos. Todos nos sentimos comprometidos y queremos que esto sirva para que en otros centros los privados de libertad vean que también son personas capaces, con iniciativa, talentosa, algo de lo que tal vez nunca se dieron cuenta afuera”, expresó Aguirre.