Redacción. Dos son las causas que están espantando a los votantes con miras a las elecciones del 6 de febrero: la pandemia y los casos de corrupción ventilados a la luz pública en diciembre pasado.
Laura Solís Bastos, coordinadora del Centro Tecnológico de Investigación Social de la Universidad Nacional, aseguró que estos factores están alejando a las personas de las urnas y generando incertidumbre en la población.
Un 49% de la población indica que irá a votar en las elecciones de febrero del 2022, pero que aún no decide por cuál candidato lo hará.
Casi un 52% de las personas que aún no han definido su voto, muestran una actitud “indiferente” hacia el proceso electoral.
En cuanto a las costarricenses que ya tienen definido por quién votarán, han habido algunos cambios en la intención de voto hacia los distintos candidatos/as, sin embargo, ninguno obtiene un porcentaje cercano al 40% necesario para ganar en primera ronda.
La población identifica como principal problema del país aquellos relacionados con el ámbito económico (desempleo, pobreza, etc.), seguido por problemas políticos (corrupción, mala gestión del gobierno, etc.).
En cuanto a las personas que ya tienen definido por quién votarán, han habido
algunos cambios en la intención de voto hacia los distintos candidatos/as, sin
embargo, ninguno obtiene un porcentaje cercano al 40% necesario para ganar en
primera ronda.
La población encuestada muestra una tendencia de “quebrar su voto” en las
elecciones presidenciales y legislativas
En los próximos comicios, 25 partidos presentan candidaturas para la presidencia de la República, y un número más alto compite en las elecciones legislativas.
Nunca en la historia de Costa Rica habíamos tenido tantos grupos contendiendo en un proceso electoral.
Esta es una de las características llamativas de estos comicios, pero es parte de una tendencia que lleva décadas gestándose.
Entre 1953 y 2018, los partidos que competían en las elecciones presidenciales pasaron de 2 a 13. Asimismo, el número de partidos que compiten en elecciones legislativas ha aumentado; pasó de cuatro agrupaciones, en 1953, a 24 para el 2018.
«A manera de hipótesis, se puede establecer que el descontento de la población hacia los partidos políticos, los problemas de representatividad y la falta de propuestas atractivas para solucionar los problemas públicos generan incentivos para que se conformen nuevos partidos», aseguró Solís.
Agregó que si estas nuevas agrupaciones políticas se crean para llenar los vacíos de representación y desarrollar propuestas adecuadas y atractivas, entonces se puede establecer que vienen a fortalecer la democracia y a vigorizar la vida política del país.