Niños juegan de sicarios

Minor Araya Salguero

Criminólogo – Exjefe OIJ – Especialista SWAT

Varios son los medios de comunicación como AM Prensa y Telenoticias, que bien nos han informado acerca de una especie de fenómeno conductual espejo, sí, en efecto, uno provocado por el movimiento del vulgar asesino y alimentado por la ausencia colectiva del más básico conocimiento, entre otros, de la realidad letal que les acecha.


«La nueva moda de las pistolas de juguete de hidrogel ya está en Costa Rica, y se ha vuelto popular en niños y jóvenes, así lo dejan evidencia videos compartidos en la red social TikTok, sin embargo, esta situación preocupa a las autoridades.» – Telenoticias


La situación criminal que atraviesa nuestro país y en especial, varios distritos de Puntarenas, no es un juego, es una muy triste realidad.

El narcotráfico y su principal herramienta, el asesinato, a diario tiñen de sangre las calles, sumiendo en una desgracia progresiva a miles de jóvenes y con esto, corrompiendo y finalmente desintegrando a familias enteras.

Si bien, Puntarenas es una de las siete provincias del «país más feliz» de toda América Latina – según el Informe Mundial de la Felicidad de 2021 – y el primero de la subregión en los rankings de prosperidad que miden indicadores económicos, políticos, sanitarios, educativos y medioambientales, esta (el famoso Puerto) desde muchos años atrás, es la menos favorecida de todas.


«Y los grandes contrastes se ven sobre todo dentro de la provincia más pobre del país, Puntarenas.

 Está ubicada en el occidente de Costa Rica y abarca la mayoría de su costa pacífica. Puntarenas sufre altas tasas de de desempleo que en algunos municipios van acompañadas de narcotráfico, prostitución y una delincuencia al alza: de 42 homicidios en 2017 a 84 el pasado año, según el Organismo de Investigación Judicial del país.» – BBC NEWS (2021)


Indudablemente, lo que hoy en materia de criminalidad tiene y padece «por arrastre» ese bellísimo puerto del pacífico, no es cuento; aquello se sufre y llora, desde hace su buen tiempo.

Ahora bien, en cuanto al «novedoso jueguito de barrio», poco que escarbar…

A decir verdad, no se trata del juguete en sí mismo aquello que debe llamar poderosamente la atención; es peor aún, ya que tratamos con una conducta aberrante promovida por la más densa ignorancia colectiva.

¡Una total decepción, sin duda alguna..!

Dentro del contexto actual – droga en abundancia, violencia y terror – se podría calificar este tipo de conducta como, una práctica torcida y altamente reprochable, una que incluso glorifica un Modo de Operar Criminal de moda, uno ppr cierto, altamente imperfecto y atropellado que utiliza el ralo gatillero tico, para tratar de hacerse llamar sicario. ¡Que gran cosa..!

No, definitivamente no se trata de aquellos juegos infantiles de los años 70 y 80; así es, no se trata de «Juguemos a los Policías y Ladrones» acá, personas ignorantes están entronizando a la perversidad, como el Santo Patrón de sus distritos.

Costarricenses, sin importar donde se habita, a nuestra muy preciada niñez y adolescencia, ningún favor le hacemos al permitir e incluso motivar que se imite a la más pura escenificación de estupidez, brutalidad y cobardía en nuestras ya, muy sufridas calles.

¡De niños a adultos! Estarán algunos de acuerdo conmigo cuando afirmo que «un niño es como una esponja, todo lo absorbe..» por lo que, asegurarnos de que esa «pequeña esponja» absorba lo mejor de lo bueno, positivo, justo, correcto y ejemplar, no solo es necesario ¡por Dios! es un deber moral y cívico de todo adulto.

Aún es tiempo de corregir y no sufrir el día de mañana, que el gatillero no es más cosa que, un inútil vago armado,  despiadado y cobarde. ¿Sicario..? En absoluto; basta con preguntar a un desalmado de estos por la etimología del concepto y lo veran como perro envenenado…


Un artículo de opinión dedicado con mucho respeto y admiración, a todos aquellos buenos investigadores judiciales y jefes, que alguna vez estuvieron y están asignados a esa, que goza de buen nombre: La Delegación Regional del OIJ de Puntarenas.