La carta está firmada por Óscar Arias Sánchez (1986-1990 y 2006-2010), Rafael Ángel Calderón Fournier (1990-1994), José María Figueres (1994-1998), Miguel Ángel Rodríguez Echeverría (1998-2002), Abel Pacheco de la Espriella (2002-2006), Laura Chinchilla Miranda (2010-2014), Luis Guillermo Solís Rivera (2014-2018) y Carlos Alvarado Quesada (2018-2022).
En el documento los expresidentes defendieron la democracia costarricense describiéndola como la más antigua e ininterrumpida de América Latina, con una sólida trayectoria de desarrollo institucional, y destacaron que Costa Rica es reconocida internacionalmente por organizaciones y calificadoras como una de las pocas democracias plenas en el continente americano, junto con Canadá, Chile y Uruguay.
«Costa Rica es una verdadera democracia. Es la más antigua democracia ininterrumpida de América Latina y con una tradición de desarrollo institucional que inició hace más de 200 años. Prestigiosas organizaciones y calificadoras internacionales consideran a Costa Rica, junto con Canadá, Chile y Uruguay, como parte de las únicas democracias plenas en las Américas y nos ubican entre un selecto grupo (tan solo el 14%) de democracias en esa misma categoría en el mundo. Su trayectoria democrática, la solidez de su estado de derecho y el respeto a las libertades civiles y los derechos humanos, son internacionalmente reconocidos y es un logro del que las y los costarricenses, desde hace varias décadas, nos sentimos orgullosos.
El 14 de junio de este año, durante un evento en La Fortuna de San Carlos, el Presidente de la República manifestó que Costa Rica lleva 75 años “en la dictadura perfecta”. Es decir, equiparó a Costa Rica con países como Corea del Norte, Cuba, Venezuela, Nicaragua y otros, donde las y los ciudadanos no eligen libremente a sus gobernantes, donde existen presos políticos, donde no hay libertad económica, donde la libertad de expresión se castiga, entre muchas otras condiciones de represión que avergüenzan a la humanidad.
Este tipo de declaraciones deben rechazarse. Por esta razón, publicamos este comunicado. Lo hacemos para defender la verdad histórica, hacer justicia a las luchas republicanas y democráticas de nuestros antepasados, apelar a la conciencia ciudadana sobre el inmenso valor de nuestras instituciones democráticas de toma de decisiones y de control, y proteger el asentado prestigio internacional de la democracia costarricense.
Tenemos claro que las democracias son imperfectas. Que la tarea de mejorarla es permanente y que su consolidación será siempre una tarea inacabada. Al igual que otras democracias del mundo, tanto antiguas como nuevas, la nuestra es imperfecta y, a lo largo de la historia, gobiernos de distintos colores políticos han cometido errores. Pero también es cierto que al apegarse en su accionar a las normas democráticas y al estado de derecho, esos errores han sido debatidos públicamente, se han sometido al escrutinio ciudadano y de los órganos de control, y se han tomado medidas correctivas.» Aseveran los expresidentes en la carta.