Redacción- En vísperas del primer Día Mundial de las Abejas, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) insta a los países y a las personas a hacer un mayor esfuerzo para proteger a las abejas y otros polinizadores, o arriesgarse a sufrir una disminución drástica de la diversidad alimentaria.
Las abejas están gravemente amenazadas por los efectos combinados del cambio climático, la agricultura intensiva, los plaguicidas, la pérdida de biodiversidad y la contaminación.
El Director General de la FAO, José Graziano da Silva, aseguró hoy que los países deben adoptar políticas y sistemas alimentarios más favorables a los polinizadores.
“No podemos seguir centrándonos en aumentar la producción y la productividad en base al uso generalizado de plaguicidas y productos químicos que amenazan los cultivos y a los polinizadores”, advirtió Graziano da Silva.
“Debemos ahora convertir nuestras palabras en acción, y llevar a cabo actuaciones específicas para mantener las abejas y otros polinizadores, asegurando así su supervivencia y, por consiguiente, nuestra propia supervivencia”, dijo por su parte el ministro esloveno de Agricultura, Bosques y Alimentación, Dejan Židan.
Más del 75 por ciento de los cultivos alimentarios del mundo dependen en cierta medida de la polinización para obtener rendimientos y calidad. La ausencia de abejas y otros polinizadores eliminaría el café, las manzanas, almendras, tomates y el cacao, por citar tan solo algunos de los cultivos que dependen de la polinización.
“Cada uno de nosotros –añadió Graziano da Silva- tiene la responsabilidad individual de proteger a las abejas y todos debemos tomar decisiones respetuosas hacia los polinizadores. Incluso cultivar flores en el hogar para alimentar a las abejas contribuye a este esfuerzo”.
Los polinizadores -como las abejas, abejas silvestres, pájaros, murciélagos, mariposas y escarabajos- vuelan, saltan y se arrastran sobre las flores para ayudar a que las plantas sean fértiles.
El número de polinizadores y la diversidad han disminuido en las últimas décadas, y la evidencia indica que este descenso es sobre todo consecuencia de las actividades humanas, incluyendo el cambio climático, que puede interrumpir las temporadas de floración.
Las prácticas agrícolas sostenibles -y en particular la agroecología-, pueden ayudar a proteger a las abejas al reducir la exposición a los plaguicidas y ayudar a diversificar los paisajes agrícolas.
“A través de la agroecología, la FAO busca optimizar las interacciones entre las plantas, los animales, los seres humanos y el medio ambiente. Las innovaciones son necesarias y deben basarse en la creación conjunta de conocimiento, combinando la ciencia con la sabiduría y las experiencias locales, como un proceso social”, indicó el Director General de la FAO.