Redacción- El subdirector del Instituto de Patrimonio, Javier Ribera Blanco, advierte de que el peso de la piedra aumenta al absorber la humedad y podría desplomarse todo el conjunto. La catedral de Notre Dame guarda tres reliquias de la Pasión de Cristo: La corona de Espinas, un trozo de la cruz en la que murió Jesús y uno de los clavos con los que fue crucificado.
La catedral de Nuestra Señora (Notre Dame) es una catedral de culto católico, sede de la archidiócesis de París, la capital de Francia.
El agua podría provocar una enorme catástrofe, aún mayor que el fuego, en el incendio de Notre Dame de París. La catedral de León, que ardió en 1966, se salvó precisamente porque se evitó verter agua sobre la piedra, explicó Javier Ribera Blanco al medio El País.
Es importante resaltar que la iglesia ya había sufrido de daños por un incendio en 1871 durante la Comuna de París.
Según el historiador, es preferible dejar arder la madera y la pizarra de Notre Dame que rociar las bases con agua, porque la piedra absorbe la humedad, aumenta el peso y podría desplomarse todo el conjunto.
“En León pasó lo mismo hace cincuenta años. El cantero dio la voz de alarma, se evitó mojar la piedra y la catedral se salvó”, manifestó el catedrático de Historia y Restauración Arquitectónica y subdirector del Instituto de Patrimonio Cultural.
Según Ribera, el valor de la catedral de París es “incalculable”. “Es la identidad de los franceses. Es la catedral de los reyes de Francia, que tras la Revolución pasó al pueblo. Es una fuente de recursos económicos fantástica dado que es el gran modelo del gótico francés”.
Ribera Blanco comentó que el fuego puede terminar también con las vidrieras, que son en un 60% originales. “El fuego derretirá el plomo que las une y estallarán si las llamas no son controladas a tiempo”.
La catedral de Notre Dame es una de las iglesias más reconocidas del mundo, una de las joyas del estilo gótico, edificada entre 1163 y 1345.
Según informa AFP, tanto la corona de espinas como la túnica de San Luis se han salvado del incendio. «Estoy apenada por esas terribles imágenes», manifestó la canciller alemana, Angela Merkel.
La aguja en la cima de la icónica catedral se derrumbó en medio del devastador incendio.