Foto: Michelle Soto
  • Visibilizarlo constituye el primer paso para rescatarlo y, con ello, imaginar una ciudad más verde

Redacción – Cerca del centro comercial El Pueblo, en San Francisco de Goicoechea, ahora existe un camino peatonal -rodeado de vegetación y envuelto por los sonidos tanto de las aves como del viento- que lleva hasta las oficinas del Ministerio de Trabajo, ubicadas en barrio Tournón.

Este recorrido consta de 400 metros, entre pasarelas y escalinatas. La mitad del sendero se camina paralelamente al cauce del río Torres. De hecho, la salida del trayecto está justo al lado del puente sobre este afluente, el cual sirve para conectar Tournón con los barrios Amón y Otoya.

Foto: Michelle Soto

Se trata del primer tramo construido en el marco de Rutas Naturbanas, una iniciativa que pretende transformar 25 kilómetros de San José en senderos peatonales y ciclovías para así devolverle la ciudad a las personas y, con ello, contrarrestar la presencia de los automotores, las presas y las emisiones de carbono.

Para ello, Naturbanas recurre a los ríos Torres y María Aguilar como ejes centrales de sus circuitos. De hecho, ambos ríos favorecieron el proceso de asentamiento en San José y su estructuración de Este a Oeste, porque se siguió la dirección de sus cauces. Podría decirse que el Torres y el María Aguilar nos permitieron ser ciudad.

Foto: Michelle Soto

Es más, no deja de ser curioso que el primer tramo del proyecto de Rutas Naturbanas esté ubicado en las antiguas tierras donde yacía el beneficio cafetalero que poseía la familia Tournón en el siglo XIX, el cual dio origen a barrio Amón, sitio donde se congregó la élite política e intelectual de la época. El barrio tomó su nombre de Amon Fasileau – Duplantier, francés que era cuñado de Hipólito Tournón.

Es más, las aguas del Torres fueron las primeras en mover las turbinas de la planta hidroeléctrica que nutría de electricidad al beneficio y que, a fin de cuentas, permitió el alumbrado eléctrico en toda la ciudad, convirtiendo a San José en uno de las primeras urbes en el mundo en utilizar esta energía para iluminación en 1884.

Rutas Naturbanas

“Recorrer esta cuenca es transitar por parte de la historia josefina”, comentó Alonso Briceño, director de la organización Río Urbano, una de las impulsoras de Rutas Naturbanas junto a SUM Consultores, el estudio de arquitectura PPAR, Chepecletas, GAM Cultural, Fundación Árboles Mágicos y Asociación Amigos del Torres.

Mirar al río

Este tramo cuenta con iluminación y seguridad así como bancas y un parqueo para bicicletas. El día de la inauguración, el pasado 15 de enero, un grupo de artistas estaban dibujando inspirados en el río y su naturaleza, mientras otras personas caminaban y tomaban fotografías del entorno que, finalmente, se podía ver.

“Lamentablemente, la ciudad creció de espaldas a los ríos, aún cuando el Torres y el María Aguilar nos permitieron tener una ciudad. Tristemente, terminamos escondiéndolos y llenando de basura, pero eso está cambiando”, comentó Rolando Castro, viceministro de Energía del Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE).

Foto: Michelle Soto

Ese cambio, según Castro, pasa necesariamente por la apropiación del espacio urbano y la reivindicación de la agenda gris relativa a las ciudades.

“Necesitamos darle vuelta a la visión y dejar de ver a los ríos como cuencas contaminadas y potenciar el impacto que puede tener el paisajismo”, manifestó Jeannette Ruiz, presidenta de Banco Nacional, entidad que -a través de BN Fondos- financió el tramo como parte del diseño y construcción del nuevo edificio del Banco Central, cuya concepción arquitectónica recayó en Daniel Lacayo & Asociados mientras que el diseño de las áreas verdes -incluido el tramo que se suma a Ruta Narturbanas- estuvo a cargo de la firma TPA Paisajismo.

De hecho, en ese tramo de 400 metros así como en las áreas verdes del edificio se sembraron 300 árboles y plantas de especies nativas. Esta vegetación, aparte de embellecer, cumple funciones de regulación térmica gracias a que la sombra que proyectan los árboles aliviana el calor que se siente debido al reflejo de los rayos solares en el cemento. También, las plantas ayudan a “amarrar el suelo” y, con ello, evitar la escorrentía que es el arrastre de sedimentos que se da cuando llueve fuertemente.

También, y como parte del diseño del edificio, se construyó una laguna de captación de agua llovida. Esta permitirá almacenar una parte del líquido, el cual irá liberándose poco a poco al río y, con ello, evitar una sobre carga en este.

“Los ríos son muy resilientes”, declaró Dana Víquez, quien es vicepresidenta de Rutas Naturbanas, refiriéndose a la capacidad de recuperación que tienen estos. Basta con quitarles aquello que los está perjudicando para que la naturaleza, por sí sola, empiece a sobreponerse.

Eso sí, y según Víquez, para salvar un río hay que involucrar a la ciudadanía.

Apropiarse de la ciudad

Si los ríos Torres y María Aguilar permitieron fundar San José, rescatarlos permitirá también recuperar la ciudad como espacio verde, pero también como espacio histórico y cultural. Ciertamente, el proceso empieza por visibilizar los ríos, pero también a las personas. A fin de cuentas, la ciudad es donde el ser humano vive. Es nuestro hábitat.

En este sentido, y paralelo a su labor en Rutas Naturbanas, las organizaciones trabajan en ese proceso de apropiación para que los ciudadanos empiecen a involucrarse en los esfuerzos por imaginar una ciudad más verde, limpia, segura y orientada a los peatones, no a los carros. Las personas necesitan sentir que la ciudad es suya.

“No cuidamos lo que no conocemos”, enfatizó Giancarlo Pucci, director de la Fundación Árboles Mágicos.

Por ello, un sábado al mes, Río Urbano y Asociación Amigos del Torres realizan recorridos guiados para conocer el río Torres, su historia y esos rincones donde todavía se pueden ver osos perezosos y ranas. Se visitan algunas comunidades que colindan con este afluente, como Los Cipreses en barrio México, donde los vecinos se organizaron para rescatar su porción de río.

También, durante los fines de semana, estas organizaciones coordinan jornadas de limpieza donde los voluntarios se dedican a librar de basura el cauce y, con ello, darle un respiro a la naturaleza.

Por su parte, la Fundación Árboles Mágicos suele sumarse a los recorridos a pie que organiza Chepecletas para dar a conocer las especies de árboles que yacen en los barrios Amón, Otoya y Aranjuez. De esta forma, las personas pueden conocer no solo la especie de árbol y algunas historias detrás de estos -algunos vieron crecer a ex presidentes como Cleto González Víquez o Ricardo Jiménez Oreamuno, quienes vivieron en barrio Amón- sino también los servicios ecológicos que brindan, ya que sirven de refugio y proveen de alimento a aves e insectos.

Aparte de estas caminatas, Chepecletas tiene una oferta más amplia con recorridos temáticos que rescatan la historia de los barrios antiguos de la ciudad y también organiza “cleteadas” para promover el uso de la bicicleta como un medio de transporte más sostenible y bajo en emisiones de carbono.

“Si queremos que la gente dependa menos del carro, necesitamos que la ciudad sea más atractiva para que las personas dejen el vehículo en casa, usen más transporte público e incluso caminen la ciudad o la recorran en bicicleta”, dijo Roberto Guzmán, en declaraciones otorgadas a LatinClima.

Asimismo, Guzmán agregó: “Con estos recorridos a pie y las cleteadas queremos que las personas entiendan el sentido de la apropiación del espacio: un espacio vacío lo puede tomar cualquiera y, a través de ello, puede percibirse más o menos seguro. Se marca una diferencia cuando el espacio es tomado por la gente, ya sea caminándolo o andando en bicicleta”.

Esa apropiación del espacio a través de actividades culturales es lo que mueve a GAM Cultural, el organizador del Art City Tour. Una vez al mes, museos y centros de cultura extienden su horario de atención al público y ofrecen actividades gratuitas. Durante esa noche, la ciudad deja de ser fría, aburrida y tenebrosa para volverse un espacio alegre, lleno de vida, donde las personas se encuentran.

“Finalmente estamos conectando a las personas con la ciudad a través de la naturaleza”, resaltó Víquez.

1 COMENTARIO

  1. Es importante dejar claras varias cosas. La importancia de limpiar nuestros ríos y rescatar las formas de circulación que no contaminan y que favorecen la salud de las personas es de una necesidad innegable y debería de ser una prioridad estatal. Pero no confundamos gordura con hinchazón. El proyecto naturbanas no es lo que pinta ser y es lamentable que los periodistas no tengan la capacidad mínima para discernir entre la verdad pintada en el discurso y la verdad operativa. El proyecto presentado por Rutas Naturbanas no respeta los ríos, requiere la corta de cientos de árboles en zonas protegidas, requiere de una inversión enorme para su realización, obliga a realizar expropiaciones desmesuradas para contar con áreas destinadas a la circulación en zonas privadas, el tramo construido no respeta la ley 7600, no toma en cuenta la realidad biológica del sitio o el plan de rescate biológico del río Torres y es absolutamente falso que que un capricho de diseño importado sea la solución para la des contaminación del Río mas contaminado de la capital. Basta ya de creer que una bolsa de sal y un espejo pueden deslumbrar a los habitantes de SJ, basta de decir sin sentidos hasta que la gente se los crea, no es porque un medio lo publique 3 veces que esto lo hace cierto. Este proyecto no responde a la realidad descrita y no es la pomada canaria para alguno de los problemas de la zona. La topografía y biología del Río Torres, así como la legislación costarricense se oponen a esto. Pareciera mas una cabezonada digna del PAC donde nos obligan a un proyecto sin pies ni cabeza disfrazado de una buena obra realizada por una buena causa.

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