Desde entonces y durante todo el año que padeció la enfermedad, Alison se dedicó a imaginar todo lo que haría al momento de su recuperación, lo que ella llamó el «renacimiento post-enfermedad».
Pero la idea de que le reconstruyeran el pezón con cirugía plástica no le atraía: «No quería tener un pezón falso hecho con una pieza de carne. Entonces pensé que me pondría un tatuaje», le dijo a la BBC.
“No quería tener un pezón falso hecho con una pieza de carne. Entonces pensé que me pondría un tatuaje”
«Durante el año en que estaba enferma tuve siempre la idea de verme con una cabellera rubia y el tatuaje. Todo el tiempo me lo pasé rastreando artistas del tatuaje en internet», contó.
El tatuaje fue realizado en Melbourne durante una extenuante sesión de 13 horas el 1 de julio pasado. Llison, feliz con el resultado, publicó una foto de su diseño en Instagram y Facebook.
La foto de Alison tiene más de 23.000 «me gusta» en Instagram y ha sido compartida en varias cuentas vinculadas a tatuajes. Los comentarios son abrumadoramente positivos y cuando alguien, a menudo un hombre, pregunta dónde está el pezón de Alison, otros le responden contando toda la historia detrás del tatuaje.
«Debido a que no hay un pezón, puedo publicar la fotografía en Facebook e Instagram y ellos no pueden censurarla, lo cual pienso que es realmente gracioso», dijo Alison.
Los tatuajes que se aplican tras una mastectomía o lumpectomía se han vuelto cada vez más populares en años recientes.