Redacción- Un estudio realizado en EEUU demuestra que la luz blanca estimula decisiones más saludables pero la luz cálida hace comer más lento y menor cantidad.
La temperatura de color de la luz, su intensidad y su dirección puede influir en el humor de las personas y así mismo en sus elecciones a la hora de comer. Así lo afirma un estudio de la Universidad de Cornell en EEUU, que registró el comportamiento de 160 comensales en diferentes restaurantes, donde aquellos que comieron en lugares con luz más brillante ordenaron comidas más saludables y por ende ingirieron menos calorías que los que fueron a restaurantes más oscuros.
Esto lo apoya el experto en diseño lumínico de Sylvania, Hugo Melgar, quien explica que la luz blanca y brillante nos mantiene alerta, es una tonalidad que activa el cerebro y por eso tomamos decisiones más conscientes.
Sin embargo, el estudio también advierte que las personas que comen en espacios con luz tenue y en tonalidad más amarilla, lo hacen más despacio y comen menos cantidad. Así, Melgar agrega que la luz cálida nos hace sentir tranquilos, bajamos el ritmo, generalmente nos sentimos cómodos para hablar largas horas y hacer de la comida una experiencia sensorial.
Luz, diseño y buen comer- La iluminación de restaurantes y bares es un ingrediente indispensable para crear ambientes acordes a los conceptos gastronómicos de cada lugar, además de despertar sensaciones en los comensales y estimular el apetito.
Un romántico rincón a la luz de las velas o una mesa bajo un fluorescente, todo depende de la personalidad de cada espacio y a lo que se quiera guiar en los clientes.
“En los restaurantes de comida rápida generalmente tienen luz blanca muy brillante, de manera que los clientes entren y se mantengan en un estado muy activo, así comen rápidamente y se van”, agrega el experto de Sylvania.
Los restaurantes gourmet, o bien los bares y pubs, tienden a combinar técnicas de iluminación con tonalidades más amarillas y cálidas, primero para iluminar cada mesa y luego con acentuaciones o juegos de luces y sombras para resaltar los elementos arquitectónicos y decorativos del lugar.
Melgar explica también que se debe hacer combinaciones según el menú que se ofrezca, pues cada tipo de luz funciona para diferentes alimentos. “En la barra de ensaladas siempre hay que procurar tener una luz neutra o un poco más blanca, ahí están vegetales de colores blancos y verdes que deben conservar, pero si hablamos de carnes y salsas es necesaria una luz más amarilla para resaltar las tonalidades naranjas y rojas, lo que las hace verse más apetitosas”.
Comer ya no es solo una necesidad fisiológica, sino que se ha convertido también en un espacio de esparcimiento e interacción social. Ya sea en su casa o en un restaurante, la hora de la comida es cada vez más importante para los habitantes de la ciudad y cada rincón gastronómico debe preocuparse por ofrecer una experiencia completa a sus clientes, desde el aroma y sabor que los deje encantados, hasta el diseño y la iluminación que les estimule el resto de sus sentidos.