Redacción- Recibir la noticia de que su bebé ha nacido con algún desarrollo sexual diferente al promedio; es decir, que sus órganos externos no están totalmente definidos o su sexo cromosómico es de una manera y sus genitales de otra, es definitivamente una experiencia que genera todo tipo de reacciones en progenitores y familiares de estos niños.

A este padecimiento se le conoce comúnmente como ambigüedad sexual; sin embargo, es un término que ha dejado de utilizarse a nivel médico; pues en sí, representa un concepto complejo de entender.

El cambio en el uso de este término, así como la manera en que los padres asimilan esta noticia, han ido transformándose a lo largo del tiempo. Según la directora del Hospital Nacional de Niños (HNN), Olga Arguedas Arguedas, la forma en la que los progenitores de niños nacidos con un sexo ambiguo enfrentan su realidad, ha variado significativamente en un plazo de diez años.

«Ha ido evolucionando a lo largo del tiempo, me parece que los padres jóvenes en la actualidad lo toman de una manera muchísimo más tranquila que los que veíamos diez años atrás», comentó Arguedas.

Al tratarse de una situación compleja para las familias de estos niños, el HNN les da el acompañamiento necesario para enfrentar este proceso, además de informarles sobre la situación real en la que se encuentran sus pequeños.

A lo largo de ese proceso, el centro hospitalario le asigna a cada familia y al paciente, un especialista en endocrinólogía, psicología y en algunos casos, en cirugía, si así lo requiere el niño. Este cuerpo interdisciplinario es el encargado de tratar cada caso de manera individual.

Este tipo de patología puede ser tratada a través de tratamientos hormonales o a nivel quirúrgico, cuando es posible. En algunos casos no, por ejemplo, si un niño nace sin pene, es imposible lograr que este se desarrolle por completo. Lo que quiere decir que el niño nunca tendrá su miembro y por consiguiente, no podrá disfrutar de una vida sexual activa.

El jefe del servicio de genética médica y metabolismo del HNN, el doctor Manuel Saborio Rocafort, señala que la decisión sobre lo que se hace con el paciente es tomada por los padres. Los doctores les comunican las opciones que se tienen para atender cada caso, pero queda a criterio de los progenitores si acceden o no a la solución brindada.

Hace diez años atrás, la manera en la que se accionaba en torno a este tipo de padecimiento era muy distinta a la forma en la que se trata actualmente. En el pasado, los padres se limitaban a darle el aval a los médicos para la asignación del sexo del niño.

Actualmente, existe un mayor apertura para hablar del tema y abordarlo en etapas o edades del niño o niña posteriores a las intervenciones médicas realizadas al momento de nacer.

El HNN, a través de su equipo de especialistas en psicología, le explica a los padres de familia, la posibilidad existente de que el sexo asignado al niño a la hora de nacer, no corresponda a la identidad de género con la que este pueda sentirse identificado en etapas posteriores de su vida.

¿Por qué se da la ambigüedad genital?

Todo se debe a un desarrollo incompleto de los órganos externos o internos en el momento de la gestación, o a un desequilibrio en la producción de hormonas masculinas y femeninas.

Influencias hormonales, ambientales (exposición a radiación en pacientes con cáncer) o defectos cromosómicos pueden provocar que no se dé la diferenciación sexual durante el periodo fetal, proceso por el cual un embrión desarrolla sus órganos genitales.

Esto provoca que nazcan niños con ciertas patologías, por ejemplo, una niña con unos labios mayores muy grandes o arrugados, o con un clítoris prominente. O el caso de un niño que nazca sin testículos, o sin pene.

Se estima que de 70 mil nacimientos que en promedio se registran en el país por año, 7 niños nacen con algún tipo de ambigüedad genital.