- Paquita deleitó a sus seguidores con su famosa canción
Redacción- El recurso de amparo presentado por la Fundación Instituto de Ayuda al Hombre (Fundiapho) no fue impedimento para que la reconocida cantante mexicana, Paquita la del Barrio, pusiera a cantar a sus fans en el Festival Ranchero de Palmares este pasado sábado 12 de enero.
Rogelio Benavides, mejor conocido como Tía Zelmira, público una pequeña crónica de los sucedido el día de ayer en el concierto de Paquita.
Según Benavides, La del Barrio no cantó Rata de dos patas, pues el público coreó de manera tan eufórica su canción, que la fuerte y gran voz de Paquita apenas si se escuchaba.
Esto fue lo que escribió en su cuenta de Facebook:
«Todos fueron por la “Rata de dos Patas” y Paquita la del Barrio la quería cantar. Dejó para el final su gran tema, pero… no lo logró y el redondel de Palmares, generoso —y misericordioso—, aplaudió. Francisca Viveros —así se llama esa hermosa mujer de 71 años— fue anunciada como la primera artista repitente en el Festival Ranchero de Palmares, a solicitud del público. Desde el inicio, la sola mención de su nombre generó polémica: es muy difícil para ella pasar inadvertida.
Es una gran artista, con una excelente y exitosa carrera. Regresó a Costa Rica, pocas semanas después de la difusión, en Teletica Canal 7, de una serie sobre su azarosa vida, en la cual se conocieron más detalles de su historia y estos cambiaron la percepción sobre ella para admirarla y amarla más, como la amó ese público encendido de Palmares. Horas antes de su presentación como estrella fulgurante en el Festival Ranchero —ganado este año por Adriana Lobo—, surgió el rumor acerca de una posible acción legal para impedir la entonación de la Rata de Dos Patas y, aunque el asunto no pasó a más, la amenaza se mantuvo a lo largo de la jornada. Tras finalizar la competencia de rancheras, apareció Victor Carvajal para cumplir con su encargo de presentarla y lo hizo muy bien, como él sabe hacerlo.
Tras una introducción a cargo de su Mariachi Son de Hidalgo, apareció Paquita blanca y radiante —como la novia— y Palmares explotó de felicidad. ¡Qué buen público! Gente entregada, entusiasta, cariñosa y muy generosa: aquel redondel sonó como si estuviera repleto. En un escenario circular, colocaron dos mesitas, dos sillas con dos vasos y… nada más. Primero subió una muchacha y sirvió agua, pero poco antes de empezar el show, lo hizo uno de sus asistentes con una botella y sirvió un líquido transparente como el agua. Paquita, cantó, cantó y encantó.
El publicó coreó, coreó y la acompañó para convertirse en el cómplice ideal. ¡Qué bárbaros! ¡Se las sabían todas! Entre canción y vacilón, Paquita tomaba un sorbo, primero de un vaso, luego del otro. Cuando había despechado 26 canciones —eran 31 en total— la “guerrillera del bolero” se sentó y no se volvió a poner de pie. Siguió cantando como si no pasara nada. Pero, cuando llegó la hora de su gran tema, el burro se fue al guindo.
El público eufórico empezó a cantar la rata de dos patas y a ella casi no se le escuchaba; decía una palabra y Palmares terminaba la idea. Paquita nunca logró completar una frase y cuando eso sucedía, su acordeonista y director musical —de gran experiencia—pedía al auditorio seguir coreando “rata inmunda, animal rastrero, escoria de la vida, adefesio mal hecho” pero “la Reina del Pueblo” no reaccionó, no cantó el estribillo, estaba muy emocionada o asustada imaginando el momento de ingreso de los policías antimotines, con una orden de la Sala Cuarta, para mandarla a callar por culpa de la maldita rata.
Cuando todos estaban preparados para su retiro, ella entonó una canción más, pero no tan conocida, como queriendo demostrar su buen estado a pesar del efecto vasodilatador del líquido utilizado para calentar su cartera y calmar su tos. ¡Increíble! Bajó del escenario —apoyada en sus guaruras— y avanzó despacio entre el público, saludando y sonriendo hasta alcanzar el camerino.
El aplauso no se apagó, más bien creció. Nadie reclamó. Nadie chistó. Probablemente la directiva de la Asociación Cívica Palmareña (ACP) se negará a pagar, pedirá un rebajo o reclamará una reposición. La razón es una sola y contundente: Paquita la del Barrio, no cantó ‘maldita sanguijuela, maldita cucaracha, que infectas donde picas, que hieres y que matas'».
Aquí un vídeo de lo que fue la espectacular presentación de Paquita:
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