Redacción- Miedo, tristeza y enojo, son una muestra de las emociones que han experimentado los centroamericanos durante la pandemia, aunque la felicidad y la alegría también ha estado presente en un buen porcentaje de ellos, según refleja un estudio de UNIMER Centroamérica.
Estudio compila datos de encuestas realizadas a 2.700 centroamericanos, en cinco países, entre los meses de abril y junio.
Estos resultados fueron presentados en el estreno de Café Fresco, un programa mensual, en el que Zona de Prensa se une con UNIMER, para brindar información de interés, con datos recopilados y analizados científicamente, para la toma de decisiones y la preparación y comunicación adecuada de las estrategias.
El miedo o temor es una de las emociones que más se presenta, entre el 21 y 31 por ciento de los encuestados lo confirma, mientras que una emoción positiva como la felicidad o alegría, se encuentra presente en un tercio de los entrevistados de Guatemala y El Salvador, pero solamente en el 17 de los panameños, en donde se manifiesta más fuertemente la tristeza, mientras que en Costa Rica, están divididos entre el pesimismo y el optimismo, casi al 50% cada uno.
“Uno de los impactos que hemos detectado grandemente es la pérdida de la rutina del sueño y un impacto emocional que se fue tornando más complejo con emociones como el miedo y duelos por momentos que ya no se pueden compartir. Encontramos también un gran grupo de personas adaptándose bien o en proceso de adaptación, mucho por el apoyo de sus familiares o círculo cercano”, explicó Guido Romeo, director de proyectos de UNIMER Panamá.
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El estudio revela que los sentimientos antes mencionados surgen de las afectaciones directas de la crisis y la afectación laboral y económica reflejada en las jornadas de trabajo (despidos, suspensión de contratos, disminución de jornada) y nuevas modalidades como el teletrabajo, pero a su vez, se acompañan de otros como amor y solidaridad, para con las familias y amigos, con los que ahora conviven más y en los que han encontrado apoyo tanto emocional como económico.
Cristina Jurado, directora de proyectos cualitativos de UNIMER Guatemala, explicó que el
estudio abordó distintos temas, tales como el laboral, en el cual el panorama tuvo un cambio drástico en la región, donde cerca de 570.000 personas tienen sus contratos suspendidos.
Panamá es el país que presenta una mayor cantidad de personas con contratos laborales en
esa situación, a pesar de tener una población que no llega a los 4,5 millones de personas.
La tasa de desempleo más alta antes de la pandemia, la tenía Costa Rica con un 12,4%, sin embargo, la mayoría de los países del área proyectan alcanzar de un 20 a un 25% de
desempleo al terminar la pandemia.
En el momento del inicio de la crisis, solo dos países tenían su ley de teletrabajo aprobada, Costa Rica y Panamá, El Salvador hizo un decreto en marzo y en Guatemala hay una iniciativa de ley que aún no está en firme, pese a que el teletrabajo ha sido una de las herramientas más usadas para mantener activas distintas empresas.
Entre los diferentes factores analizados, el cambio en los hábitos de sueño, ya sea dormir en horarios cambiantes o dormir menos, es uno de los más impactantes en la calidad de vida de los entrevistados Igualmente el cambio en los hábitos de consumo de alimentos.
En Guatemala, un 39% de los entrevistados aceptó estar comiendo más, mientras que en El Salvador y Panamá, un 44 y un 47% afirmaron estar comiendo menos.
El compartir con las personas del hogar, conversar con familiares y amigos, se convierte en uno de los aspectos positivos de esta experiencia, en donde son muchos los comentarios de
personas que se han dedicado a fortalecer sus relaciones personales, a veces ahogadas en el día a día o en la distancia física.
Practicar actividad física, aprender cosas nuevas, matricular cursos o terminar proyectos pendientes, han servido para disminuir la ansiedad.
Esto lo explica Romeo “como un conectarse con el deseo, que se trata de hacer cosas que nos den placer, es importante tener en cuenta que las emociones que nos atraviesan cambian todas las conductas de la gente.
Por ejemplo, en El Salvador, dos tercios de la gente dijo que no volverá a sus antiguos hábitos de consumo, de ahí la importancia de conocer qué le está pasando a las personas para responder de manera empática a sus necesidades”.
Jurado, directora de proyectos cualitativos de UNIMER Guatemala, agregó que la crisis
también ha llevado a muchos a la creatividad y a emprender con nuevas ideas en diferentes categorías y tipos de marcas, así como a cambios evidentes en los hábitos de consumo.
“En las compras de supermercado han ido variando las categorías, ahora nos permitimos
comer más dulces o comida “chatarra” para sentirnos mejor. Las marcas deben jugar un rol de aliado, no pueden pensar que todo va a seguir igual, vemos un consumidor que necesita que alguien lo entienda y las marcas deben buscar las formas de acercarse y cumplir con esas expectativas”, destacó Jurado.