Redacción- La OMS calcula que a la fecha hay 339 millones de personas con asma y estima que llegará a casi 400 millones de asmáticos el 2025. 

Y según el informe del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) 2016, la prevalencia de asma en niños de 5 y 11 años y 12 y 17 años es de 9.6% y 10.5% respectivamente.

Ante esta realidad, es fundamental comprender la importancia y beneficios a largo plazo controlar la enfermedad siguiendo el tratamiento proactivo de control prescrito por el médico tratante.


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A pesar de las actualizaciones de las pautas de tratamiento para el manejo del asma y de los esfuerzos por concientizar a la población, existe una falta de uso regular y cumplimento del tratamiento hasta en un 60% de la población asmática a nivel mundial, pues se estima que solamente 4 de cada 10 pacientes asmáticos siguen proactivamente el régimen de su tratamiento completo.

El Asma es una enfermedad que inflama crónicamente los bronquios y requiere un tratamiento antiinflamatorio controlador administrado en forma proactiva regular.

“El tratamiento antiinflamatorio regular con corticosteroides inhalados ha demostrado ser la estrategia más efectiva para tratar el asma. Sin embargo, para lograr el control en algunos pacientes podríamos necesitar intensificar el tratamiento adicionando otros medicamentos”. Comentó Gur Levy, Líder Médico Franquicia Respiratoria para GSK Latinoamérica.

Para lograr esto, los pacientes requieren el uso de medicamentos que controlen adecuadamente la enfermedad como el corticosteroide inhalado solo o en combinación con un broncodilatador de acción prolongada y que son prescritos por el médico tratante.

Un estudio comparativo del control del asma en América Latina demuestra que los pacientes con asma no controlada en comparación con los controlados presentan un 34.5% vs 15.9% de probabilidad de crisis de asma; un 6.9% vs 3.1% de ingresos hospitalarios; y un 34.5% vs 15.9% de visitas a emergencias.

Según el Dr. Levy, los pacientes con asma no deben aceptar la limitación en sus vidas como algo “normal”, lo ideal es impedir que la persona presente falta de aire, no se despierte en la noche por tos, tenga una buena calidad de vida –que no le limite sus actividades diarias– y, sobre todo, que no tenga crisis de asma que ameriten asistir a una emergencia, lo que impacta positivamente en su calidad de vida.

Igualmente, comentó el experto, otro de los factores fundamentales para controlar la enfermedad es educar a los pacientes.

Para esto, es útil proporcionarles un plan escrito que contenga consejos prácticos sobre cómo reaccionar en cada situación, además de controlar que estén usando de manera correcta los inhaladores y utilicen los medicamentos controladores de forma.

El paciente debe tomar en cuenta que un sobre uso de medicamentos rescatadores indica que necesita una reevaluación de su tratamiento controlador para evitarlo, por lo que se le recomienda consultarlo a su médico.