- Inversión en seguridad privada es muy baja
Redacción. “Pese a que la mayoría de los costarricenses percibe que vive en un ambiente inseguro, invierte poco para mitigar y aminorar esa sensación de inseguridad”, así lo evidenció una encuesta sobre la percepción de la seguridad en Costa Rica, 2019, realizada por el Programa Migraciones, Cambio Social e Identidades (PMCSI) del Instituto de Estudios Sociales en Población (IDESPO) de la Universidad Nacional (UNA).
Dicha encuesta se desarrolló de manera telefónica en octubre, con el objetivo de determinar las percepciones de la población nacional acerca de la seguridad que hay en el país.
La muestra aleatoria alcanzó un tamaño efectivo final de 1.000 personas entrevistadas distribuidas a nivel nacional, y de manera proporcional en las siete provincias, mayores de 18 años, costarricenses y naturalizados, con telefonía celular de uso personal, no laboral.
En cuanto a los resultados, Cynthia Mora, Coordinadora del Programa Migraciones, Cambios Sociales e Identidades del IDESPO-UNA, indicó que solo 69% de los costarricenses consideran que no viven de manera segura en el país, contrario a un 31% que sí se sienten seguros.
Cabe resaltar que de ese 69% solo 1,7% han tenido una experiencia directa de violencia o inseguridad.
“Entonces se podría suponer que ese sentimiento de inseguridad se basa más en información recibida desde variadas fuentes como medios de comunicación, redes sociales, chats y conversaciones con otras personas, y no en experiencias personales, pues es una minoría significativa quien ha experimentado algún evento”, agregó la Coordinadora del Programa.
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Mora comentó que el lugar en que las personas se sienten más seguras es el hogar con un 90%, y donde se sienten más inseguras son las aceras, parques y paradas de buses, en este último punto, al analizarse por género, son las mujeres quienes se sienten más inseguras en esos espacios.
En esa misma línea, otro resultado fue que un 83% no paga servicios de seguridad privada, ya sea formal (empresa de seguridad) o informal (“guachimán”); solo un 17%, sí lo hace. En este último aspecto prevalecen contrataciones a un “guachimán”, en condiciones informales e inestables de contratación, salario y prestaciones sociales a esa persona.