Foto: Rafael Molina, joven que estudia y se dedica a vender pipas.
  • Decidió generar su propio dinero en un trabajo informal para poder salir adelante

Redacción- Rafael Molina, un joven de 21 años y vecino de Liberia, ha recibido muchos «no» luego de salir de casa en búsqueda de oportunidades laborales.

Su único objetivo ha sido emplearse en algún puesto que le permita adquirir la deseada y requerida «experiencial laboral», la cual en estos tiempos puede rondar el mínimo de 5 años.

Para Molina, quien cursa la carrera de ingeniería hidrológica en la Universidad Nacional (UNA), la situación se ha puesto complicada en cuanto a encontrar empleo.

«Ya he entregado curriculum en muchos lugares y lo que te dicen es, no tenés experiencia o más bien estás muy preparado para el empleo. Entonces al no tener oportunidad, uno tiene que ver como trabaja en un empleo informal», comentó Molina a AM Prensa.

Este joven considera que ya ni saber un segundo idioma como inglés o manejar «cómputo», le asegura a las personas un empleo.

Contó que hace poco se acercó a una ferretería a buscar trabajo como bodeguero o vendedor, relató que cuando le preguntaron por su experiencia laboral y este indicó que eso precisamente era lo que quería obtener, la respuesta fue no.

Molina es uno de los miles de ticos, jóvenes y adultos, sin empleo y por ende, parte del 20% en condición de desocupación en el país.

Según la más reciente encuesta de desempleo del Instituto de Estadística y Censo (INEC), el 2020 cerró con esa tasa de desocupación.

Es decir, aumentó 9,6 puntos porcentuales, con respecto al mismo trimestre del año 2019.

Según los datos recopilados, la población ocupada en cifras absolutas fue de 1,95 millones para el cuarto trimestre de 2020 mientras que en el mismo período del año anterior, fue de 2,18 millones lo que representó una disminución significativa de 230 mil personas.

A falta de seis cursos para culminar su bachillerato, Molina desea experiencia, esa que tanto le solicitan para cualquiera de los trabajos a los que se ha postulado.

Ante la falta de oportunidades, este joven decidió emprender y buscar opciones para generar dinero que le permitan subsanar sus necesidades y al mismo tiempo colaborar con la economía de su hogar.

Por eso, decidió vender pipas, helados y jugo de caña, un empleo informal que le ha dado réditos y le permite sobrevivir.

Las pipas las vende a 500 colones, los helados a 600 y el jugo de caña a 700 colones.

Si usted lo ve por la hermosa zona de Liberia con su carrito, no dude en apoyarle y contribuir a cumplir un sueño en medio de un contexto de desempleo muy difícil, principalmente para los jóvenes.