Por Mariángel Cerdas
Desde hace 16 años, el 1° de junio es una fecha ingrata para Rosalba Duarte Martínez, la esposa del pescador Jonathan Marchena.
Desde aquel entonces se perdió el rastro de su compañero, quien para entonces tenía 31 años de edad.
Este marino emprendió, junto a otros compañeros, una faena de pesca de la que nunca regresó. Ella sospecha que se perdió en algún punto cercano a las islas Galápagos, en Ecuador.
Aquel 1° de junio del 2001, luego de la despedida un presentimiento, o quizás una corazonada, invadió a Duarte.
Marchena tenía 14 años de experiencia como pescador. Era oriundo de Guanacaste y vecino de barrio Bonanza, en El Roble de Puntarenas. La embarcación debía de ingresar a puerto costarricense el 10 junio del 2005.
Aparte de Marchena, en el barco Primero III iban otros cuatro tripulantes: Jorge Gómez, Julio Rivera y Pablo Rivera y un último identificado solo como Jaime.
¿Qué ocurrió en los días previos a embarcar?
–Vieras qué raro; yo no quería dejarlo ir. Él no andaba en ese barco (el Primero III), pero el dueño le contó que un cuñado se lo iba a llevar. Como mi marido tenía más experiencia porque ya había sido capitán, le pidió que lo acompañara. Al final le dijo que sí y se fue a Puntarenas a alistar el barco.
¿Cómo recuerda ese 1° de junio?
–El miércoles que él se iba a ir, a las 8 de la mañana yo le decía: “no te vayas, no te vayas”. Lo hice devolverse más de seis veces de la calle hacia a mí, pero yo pensaba que era cosa mía. Él nunca se llevaba el anillo de matrimonio y esa vez lo hizo junto a su cédula.
¿Nunca antes había tenido ese presentimiento?
–Desde ese día sentí en mi corazón algo; oí una voz que me decía que él no iba a volver.
Esa voz me dijo que él no iba a volver, pero seguía pensando que era yo misma.
Una extraña desaparición
La esposa contó que ese era el primer viaje de Marchena en esa embarcación.
¿Los familiares se podían comunicar con los pescadores mientras estuvieran en altamar?
–No; en ese entonces se utilizaban radios de banda pequeña para comunicarse con las lanchas que están cerca y otro para comunicarse con el patrón.
¿Cómo se dio la alerta de la desaparición de la embarcación?
–Eso está raro; él salió un miércoles. A los 16 días me llama el patrón y me dice que no le contestan; que ha insistido en llamarlos pero no recibió ninguna respuesta y por eso acudió a la Naval (Servicio Nacional de Guardacostas).
–Dijo que supuestamente él había llamado a otra persona y le dijo que se les jodió el timón y pidieron que les enviaran unos repuestos. Él los llamaba por radio nada que le contestaban y por eso fue a la estación naval a buscar una solución.
¿Recibió alguna ayuda por parte del gobierno, guardacostas, incopesca en la búsqueda?
No, ninguna. Siento que ese señor (el patrón) donde tenía que ir era al OIJ (Organismo de Investigación Judicial) primero; solo se fue a la estación naval para buscar ayuda, pero nunca reportó la desaparición donde debía.
*Esta nota es parte del convenio con Digitus CR, el laboratorio de innovación y producción de la Facultad de Periodismo y Comunicación de la Universidad Federada San Judas Tadeo.