-Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía mexicano, 5.2 millones de niños, adolescentes no se inscribieron al ciclo escolar 2020-2021.
-El informe detalló, que en las zonas rurales los habitantes no cuentan con luz y agua, situación que hace más difícil aún el poder acceder a la educación.
Redacción: Estudios internacionales revelaron que algunos niños y jóvenes a nivel mundial pudieron retomar sus clases en modalidad a distancia, ya sea vía internet o por televisión. También quienes no tenían acceso a las herramientas tecnológicas para hacerlo o no contaban siquiera con energía eléctrica, sobre todo en zonas rurales, dejaron de estudiar.
Según la información brindada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía mexicano, 5.2 millones de niños, adolescentes y jóvenes mexicanos entre los tres y los 29 años de edad, no se inscribieron al ciclo escolar 2020-2021 por motivos económicos.
Asimismo, de esos 5.2 millones que tampoco terminaron el ciclo escolar 2019-2020, 3.6 millones no se inscribieron al ciclo siguiente porque tenían que trabajar.
De acuerdo con el informe, se estima que el 26.6% de la población de tres a 29 años no se inscribió al ciclo 2021. Del cual el 25.3% dejó los estudios porque los padres se quedaron sin empleo.
De igual forma aseveraron que el 21.9% no continuó estudiando porque carecía de computadora, tablet, celular o conexión a internet.
Antes de iniciar la pandemia más de cuatro millones de niñas, niños y adolescentes en México no iban a la escuela y unos 600 mil estaban en riesgo de abandonarla.
Situación de calle y migración
Patricia Ducoing Watty, del Instituto de Investigaciones Sobre la Universidad y la Educación mexicana, afirmó que los niños que abandonaron la escuela por causa de la pandemia, pueden encontrarse en diversas situaciones, entre ellas, la migración, y en situación de calle ya sea obligados por los padres o que se fueron de su casa voluntariamente.
También explicó que, puede suceder que los padres los envíen a trabajar para que contribuyan al ingreso familiar. Así, los niños que abandonaron la escuela se encuentran también en una situación de vulnerabilidad en materia de salud, y de nutrición.
Watty ultimó que, en las zonas rurales o semi rurales los habitantes no cuentan con luz y agua, situación que hace más difícil aún el poder acceder a la educación.
Por otro lado, de acuerdo con un análisis elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe CEPAL, el impacto de COVID-19 ha generado una reducción en los ingresos y altos niveles de inseguridad económica en las familias, lo que podría derivar en que más de 300 mil niñas, niños y adolescentes se vean obligados a trabajar.
Finalmente el documento destacó que el cierre temporal de las escuelas es otro factor que tiene el potencial de aumentar el trabajo infantil.