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Minor Araya Salguero

Criminólogo – Exjefe OIJ – Especialista SWAT

Año con año, nuestro país tiende – en materia de criminalidad – a llamar como «año más violento de la historia» a aquel que suma más homicidios dolosos. El año 2022 ostentó el vergonzoso título hasta el pasado miércoles ya que al día jueves fue igualado y hoy viernes, superado por el nuevo campeón; el año 2023.

Hoy, según Telenoticias, Costa Rica suma 656 homicidios (655 + 1 recién detectado en Cartago) cuando, hace exactamente año, se sumaban 448 homicidios. Así es, esto representa un aumento del 31.7%.

En todo el año 2021, se sumaron 588 casos; en otras palabras, al día de hoy, este año 2023 ya supera por 68 al que alguna vez ostentara semejante posición, con un aumento del 10.4%

Imagínense las cifras cuando este 2023 alcance sus 365 días. Definitivamente, este año está barriendo a sus «violentos» antecesores.

Y, es que, no es para menos, no es de extrañar. Costa Rica es líder en la región. «Durante la década del 2012 al 2022, fue el país que encabezó el crecimiento en la tasa de homicidios en el continente americano, con un 48%, por encima de Estados Unidos con 38%, Haití con 34%, Jamaica con 25% y México con 23,8%» (Semanario Universidad).

Nuestro ensalzado Sistema de Justicia Penal, parece que saca agua con un muy desgastado y obsoleto tarro; año con año, se le está hundiendo el barco.

Este desgastado sistema, debería prestar más atención y fortalecer, en todo sentido, a la función policial, realmente dignificarla. Devolver a esta la atención, el respeto e importancia que alguna vez tuvo.

Desde el 2018 – por citar uno de muchísimos ejemplos – quiere ver a investigadores judiciales de 65 años edad y 47 de experiencia, vigilando, siguiendo, deteniendo y procesando a despiadados criminales, de esos que no superan los 30 años de vida y que, sin problema alguno «brincan como chapulines y pelan una papa en el aire».

¿Acaso, de algunos sabiondos, otra soberana estupidez e ingratitud..?

Debería (nuestro cansado sistema) realmente valorar el sufrimiento, el pesar de víctimas y ofendidos; aspectos que parecieran – al menos en este país – tener menos peso en importancia con respecto a aquellos que descaradamente le han asignado al sanguinario victimario. ¡A este si le hacen valer los derechos..!

Si logra – a brincos y saltos – detener al traficante que a diario trata de vender veneno (droga) a los niños y jóvenes costarricenses, a la salida de los centros educativos y por obra incluso divina, se condena a este a seis o menos años de prisión, es simple, se le envía de regreso a casita con reloj nuevo pero defectuoso en su tobillo.

¿Acaso por Hipocresía, cobardía y traición a su patria..?

¡Da náusea..! ¿O no, respetable lector..?

Debería apartarse de la soberbia; esta le tiene discapacitado y a decir verdad, le tiene haciendo el ridículo no solo en la región, también a nivel mundo.

Ya es hora que aquellas personas con poder de decisión, que realmente amen a Costa Rica, entablen una verdadera pelea contra el verdadero enemigo: el crimen organizado, el crimen sexual, el asesinato, la corrupción pública y el narcotráfico,

«Abusador sexual debía estar pagando 17 años de cárcel, pero andaba libre: OIJ lo detuvo».

Lo anterior, lo titula hoy el digital AMPrensa. Trata de un desalmado que debía estar en la cárcel pagando una condena de 17 años por el delito de abuso sexual contra persona menor de edad e incapaces, pero no, el peligroso tipo no estaba detrás de los barrotes, estaba libre y disfrutando de las bondades de ese, nuestro «tan sonado» Sistema de Justicia Penal.

Pero claro, para nuestra fortuna, ahí está – como siempre – nuestra Policía Judicial «frenteando» a cualquier malhechor en la calle; al narcotraficante, al temerario asesino, al violento robacarros, al violador de niños, tratando – a como puede – de hacer valer la justicia en este país.

De no hacer cambios urgentes y esenciales desde las raíces; ese famoso por vencido Sistema de Justicia costarricense, terminará en las profundidades pero no sólo, arrastrará a varios millones de buenos habitantes con el.