Redacción – El edificio de arquitectura neogótica del templo San Isidro Labrador, ubicado en Coronado, recibió una serie de mejoras en su interior, las cuales saltan a la vista y resaltan sus acabados.

Las obras, que se realizaron con el permiso y asesoría del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural y con presupuesto de la parroquia, incluyeron, principalmente, el resane y pintura de sus paredes internas y el cielorraso; además, la limpieza de sus lámparas de cristal, mejoras y pintura de las cubiertas del techo y la impermeabilización de los marcos de las ventanas.

“Desde finales del 2022, hemos llevado de la mano este proceso de asesoría en una relación muy respetuosa con nuestros criterios. Por ejemplo, hubo un gran compromiso con la elección de la pintura para los cielorrasos, donde realizamos varias pruebas de color” expresó Marcela Gutiérrez, arquitecta del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural, quien supervisó las obras.

Según valoró el presbítero José Joaquín Solano Ramírez, vicario de la parroquia, esto era necesario porque el templo se veía muy deteriorado. “Por el clima que tenemos en Coronado -la lluvia y la humedad-, la pintura estaba muy afectada, también porque había sido pintado hace más de 20 años, entonces, ya estaban muy manchadas las paredes, con mucha suciedad, había señas de humedad en el cielo del techo, que es de madera”, comentó.

Actualmente, recién concluida esta etapa de mejoras, para quien visite el templo de San Isidro Labrador el cambio más visible es el color azul con detalles en dorado que resalta la arquitectura de los cielorrasos, además de un tono crema tenue aplicado en paredes y columnas que se enmarca con el color vino del zócalo.

“Se cambiaron los colores porque antes todo era blanco y muy monótono. Con la pintura el templo ha cobrado más vida y luminosidad, además de lo limpio que se ve al estar recién pintado con colores diferentes. La gente está muy satisfecha, les gustó mucho la combinación de colores que se propuso”, expresó Solano.

En la etapa anterior, se le dio mantenimiento en la torre y se le aplicó un producto anticorrosivo, ya que, debido al clima de la zona, había filtración de humedad al edificio desde esta estructura, solucionándose este problema. Actualmente, se realizó la pintura interna y los demás detalles, pero aún faltan obras muy importantes, como las mejoras en el sistema eléctrico y la limpieza externa del templo.

Según informó el Centro de Patrimonio Cultural, este templo es uno de los pocos con influencia de la arquitectura neogótica en el país, además del templo de Las Mercedes, en San José Centro. Fue construido entre 1930 y 1934, con concreto armado y estructura metálica, la que fue importada de Alemania. Su diseño es del también artista Teodorico Quirós y tiene la declaratoria que lo reconoce como patrimonio histórico-arquitectónico desde 2007.