Durante casi 30 años, Albino Vargas Barrantes se ha presentado como el líder sindical número uno del país, en el rostro de las huelgas bajo el argumento de proteger los derechos laborales de los empleados público; sin embargo, en medio de esa «defensa» de privilegios y pluses salariales terminó siendo un agitador de masas.

Este martes, frente a la Asamblea Legislativa, lo confirmó. De la forma más baja, agitó -con micrófono en mano- a una turba en contra de un fotógrafo de La Nación. Le pidió a esa masa enardecida que expulsara al profesional porque era parte del periodismo de odio y, como era de esperar, la bajeza de los seguidores de Albino atendió el cobarde llamado.

En medio de los golpes, insultos y vandalismo promovido por Albino, otros medios de comunicación, entre ellos AM Prensa, se vieron afectados por el ataque de trabajadores públicos y de unos cuantos estudiantes que encabezan, sin saber donde están parados, el Movimiento Estudiantil de Secundaria (MEDSE).

¿Quién genera odio entonces? Por supuesto que los líderes de los sindicatos (ANEP, SIICE, ANDE, APSE y otros) que disfrazan sus discursos carentes de fundamentos en mensajes que incitan a la violencia contra aquellos que tienen ideales diferentes, piensa en el futuro y no en caudillos del pasado y ven en las huelgas una paralización que afecta gravemente el país.

Este lunes, don Albino se equivocó con sus palabras y, después, para intentar remediar las agresiones mintió abiertamente. Tomó de nuevo el micrófono y dijo que el fotógrafo incitó a los presentes, lo cual es una falsedad enorme.

Durante la marcha que los sindicatos citaron para oponerse a los proyectos que se discuten en la Asamblea Legislativa, también hubo quienes golpearon carros que intentaban pasar cerca de la marcha, insultaban a personas por estar en contra de la huelga y sembraban odio con sus palabras.

¿Esa es la defensa al pueblo que predican? El pueblo somos todos, no únicamente quienes dejan sus puestos de trabajo para unirse a un movimiento de huelga o bien tomar un avión para irse a pasear fuera del país como sucedió el año anterior con varios educadores.

Albino, el oficinista del Ministerio de Justicia que durante 28 años trabajó con un permiso sin goce de salario para ser la cabeza de la ANEP y tener un salario tres veces mayor al de oficinista. Luego, se pensionó para recibir mensualmente más de ¢1,2 millones, más el salario que aún percibe en la ANEP.

Con esos montos, el señor Vargas se ha mantenido como un «dictador» del sindicalismo nacional, liderando huelgas que han ocasionados pérdidas económicas y hasta muertes por la desatención de servicios de salud.

Solo la huelga de setiembre del año anterior, generó pérdidas en su primer mes superiores a los $350 millones en el sector exportador del país, sin contar todos los demás. ¿Será esa la forma de los sindicatos de ayudar el país?

 

1 COMENTARIO

  1. Completamente en desacuerdo con el artículo… Albino Vargas , el defensor del pueblo , el valiente que le dice a quien sea la verdad en la cara…lástima que sólo haya uno…

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