Redacción- Las áreas silvestres protegidas (ASP) no son ajenas al impacto del cambio climático: problemas en el abastecimiento de agua, erosión en las playas, cambios en la floración de las plantas, desplazamiento de animales, disminución de lluvias o, por el contrario, aumento en la frecuencia e intensidad de huracanes, tormentas y marejadas, entre otros.

Ante este panorama, las ASP están implementando medidas de mitigación y adaptación al cambio climático, con el objetivo de reducir sus efectos y adaptarse a sus consecuencias.

En esta lucha el apoyo de aliados estratégicos, así como de actores locales y regionales ha sido fundamental.


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“Desde la Asociación Costa Rica por Siempre estamos ayudando a que las áreas silvestres protegidas puedan adaptarse a las nuevas condiciones que va generando el cambio climático.

Mediante el apoyo a la implementación de mejoras en la captación y almacenamiento de agua, la promoción de acciones de biosensibilización, la ejecución de procesos de reforestación y rehabilitación ecológica y la prevención de incendios forestales, que en conjunto aseguren el mantenimiento de la integridad ecológica de los ecosistemas”, indicó Zdenka Piskulich, Directora Ejecutiva de la Asociación Costa Rica por Siempre (ACRXS).

Como parte de la implementación del Programa Costa Rica por Siempre del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC), esta organización ha canalizado cerca de ₡500.000.000, provenientes de su fideicomiso privado y del II Canje de Deuda por Naturaleza EE.UU. – C.R., en proyectos que le permitan a las ASP anticiparse a los efectos del cambio climático y atender los retos que ya se presentan.

Además, apoyar al país a implementar acciones de la Estrategia Nacional de Adaptación
al Cambio Climático del Sector Biodiversidad, y vincular los esfuerzos a metas país establecidas en el Plan Nacional de Descarbonización.

“En Guanacaste hay consecuencias muy duras del cambio climático en los últimos 20 años, como: reducción de la cantidad de lluvia, nacientes de agua que han desaparecido, disminución en las poblaciones de anfibios e insectos, así como una alta mortalidad de árboles como consecuencia de las sequías, por lo cual hay una necesidad urgente de asegurar los recursos; especialmente el acceso al agua”, expresó Róger Blanco, coordinador del Programa de Investigación y Director Técnico del Área de Conservación Guanacaste.

Esto motivó a que esta Área de Conservación trabajara en la elaboración de planes específicos de adaptación y mitigación del cambio climático en los Parques Nacionales Santa Rosa, Guanacaste, Rincón de la Vieja y el Refugio Nacional de Vida Silvestre Bahía Junquillal, con el fin de establecer e implementar acciones que les permitan atender y mitigar los efectos en los servicios ecosistémicos que estas áreas silvestres protegidas proveen.

Por ejemplo, en el sector Murciélago se realizaron mejoras en el sistema de abastecimiento de agua y la instalación de un tanque de almacenamiento de 10 mil litros que facilitará las condiciones para guardaparques, investigadores y turistas. Mientras que en Bahía Junquillal se realizó el cambio de la bomba de agua y se colocaron paneles solares para sustituir la planta de combustible.

Además, en Playa Naranjo se instaló un tanque extra para asegurar el suministro de agua constante las 24 horas del día.

Adicionalmente, se dio la rehabilitación de la laguna Piñuelita como reservorio de agua para la biodiversidad, se trabaja en la restauración de la cuenca media del río Cuajiniquil en zonas de protección a través de la siembra de especies forestales nativas, y se está elaborando una guía didáctica escolar para la educación en adaptación al cambio climático que muestre ejemplos locales de impactos y cuáles pueden ser las medidas para su mitigación y adaptación.

Las playas del Parque Nacional Marino Ballena son un ejemplo de erosión costera debido a los efectos del cambio climático.

En este lugar, se pueden observar las raíces expuestas de las palmeras, su resequedad e inclinación. Asimismo, hay un deterioro importante en sus corales y el calentamiento de la arena afecta la anidación de animales.

Además, Mónica Gamboa, gerente de programas complementarios de la ACRXS, explicó que el aumento de la temperatura del mar podría provocar desplazamientos inusuales de interés turístico y pesquero.

Esto traería afectación a la comunidad, la cual depende del turismo de avistamiento de
cetáceos en la zona, mayoritariamente.

Ante este panorama, con apoyo de la ACRXS, se elaboró el plan de mitigación y adaptación al cambio climático para esta área protegida.

Este establece una serie de medidas que permitirán que el parque conserve los atractivos turísticos y continúe brindando otros servicios ambientales, tales como: captura de carbono y protección de la franja de bosque de manglar para el resguardo ante tormentas, entre otros.

Además, se han implementado acciones como una campaña de información y sensibilización acerca del tema (dirigida a las comunidades y los turistas). También se elaboró un plan de gestión de residuos sólidos y aguas residuales para evitar que estos contaminen el parque, y se elaboró un plan de restauración de los ecosistemas de manglar.

Por su parte, las ASP en el Caribe también implementan diferentes estrategias para adaptarse a los efectos del cambio climático.

En el caso del Área de Conservación Tortuguero (ACTo), al norte de Limón, se construyen viveros con especies nativas para reforestación y se desarrollará un amplio trabajo con las comunidades: adquisición de equipo personal necesario para control de incendios para funcionarios y brigadas voluntarias, promoción de buenas prácticas para la conservación de humedales en fincas agrícolas y ganaderas.

Elaboración de una propuesta de regulación de velocidad y flotilla acuática para reducir el impacto de la erosión en las orillas en canales y ríos, y fortalecimiento de los Comités Comunales de Emergencias para la reducción de riesgos por desastres.

“Todas estas acciones buscan que las especies y los ecosistemas prioritarios para la conservación se puedan adaptar a los efectos del cambio climático.

A largo plazo, las consecuencias podrían ser muy negativas, ya que los elementos focales de manejo podrían, incluso, desaparecer”, indicó Elena Vargas, directora de áreas silvestres protegidas de ACTo.

Al sur de la provincia, el Parque Nacional Cahuita implementó material informativo-educativo para que las personas que visiten este lugar sigan una serie de recomendaciones para ayudar a mitigar los efectos del cambio climático en el parque.

Mientras que en el Refugio Nacional de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo se elaboró un plan de reforestación.

“Entre más saludables estén los ecosistemas, terrestres y marinos, en mejores condiciones estarán para lidiar con el cambio climático.

Los bosques, los arrecifes de coral, los manglares y los humedales son los guardianes que la naturaleza brinda a la humanidad”, acotó Piskulich.

Para el 2021 la ACRXS invertirá cerca de ₡240.000.000 en proyectos de adaptación y mitigación al cambio climático en las Áreas de Conservación Pacífico Central, Tempisque, Guanacaste y Central.