Redacción- Para la Comisión Costarricense de Cooperación con la UNESCO, la sociedad enfrenta en este momento un importante reto: educar y formar a los hijos con afecto, comprensión y comunicación.

De acuerdo con la presidenta de esta comisión, Rocío Solís, “de la buena educación que le demos a nuestros hijos, dependerá la forma en la que ellos se desenvuelvan en la sociedad. Como padres, tenemos una gran misión y se trata de formar hombres y mujeres capaces de aportarle al país un mejor futuro”.

Para Solís, es lamentable que en muchos de los casos, los padres de familia desconocen lo que hacen sus hijos y no están pendientes de lo que les ocurre.

Actualmente, el acoso escolar se ha encargado de socavar la tranquilidad de los niños y jóvenes, por ello, para Solís, “es importante que no dejemos de prestarle atención a este tema. No podemos pasar la página y hacernos de la vista gorda. Hay una realidad que nos corresponde enfrentar y debemos tener claro que nuestros hijos pueden ser víctimas de acoso escolar en cualquier momento, o bien, podrían ser ellos quienes cometan los actos de acoso”.

Cuando el acoso escolar llega, las consecuencias pueden ser graves y ante este panorama, ¿qué pueden hacer los padres de familia?

De acuerdo con la experta, “es importante que exista una buena comunicación entre padres e hijos; los canales siempre deben estar abiertos para tratar cualquier tema”.

“Debemos estar pendientes de sus amistades y del desenvolvimiento académico, realizar visitas al colegio o escuela con cierta periodicidad, y hablar con todos los encargados para saber cómo se comportan y, muy importante, cómo se sienten en la institución”, explica Solís.

Asimismo, la presidenta de Comisión UNESCO asegura que es indispensable que los padres se tomen más tiempo para compartir con los hijos, pues actualmente, “son muchos los casos de padres ausentes, a quienes se les olvida que el tiempo de calidad es clave”.

Por otro lado, para Solís, es preocupante el uso que en muchos casos, niños y jóvenes le dan a la tecnología, pues tienen acceso a contenidos que afectan y perturban su desarrollo socio-emocional. “En esto, también los padres juegan un papel determinante; debemos supervisar todo lo que nuestros hijos ven y escuchan, no podemos dejarlo a su propio criterio y elección”.